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La posición en que se encontró el cadáver de Barschel socava la hipótesis de muerte fortuita

Nuevas informaciones sobre la posición en que fue encontrado el cuerpo de Uwe Barschel, el ex presidente del Estado federado de Seldeswig-Holstein (RFA), han incrementado las graves dudas que pesan sobre la primera versión policial de una muerte fortuita por infarto cardiaco. No obstante, la causa del fallecimiento del político, cuyo cadáver fue encontrado el domingo en un hotel en Ginebra, sigue siendo un misterio.

Los familiares de Barschel insisten en que fue asesinado. Los resultados de la autopsia se siguen retrasando. La Prensa de la República Federal de Alemania especulaba ayer abiertamente sobre medios para asesinar a una persona simulando un infarto. Médicos de Kiel que trataron recientemente a Barschel expresaron su sorpresa ante las informaciones procedentes de Ginebra sobre un supuesto mal estado del corazón del político.La policía suiza confirmó ayer que Barschel fue encontrado completamente vestido, tumbado de espaldas en la bañera llena de agua. En tomo a un brazo en el que apoyaba la cabeza, tenía enrollada una toalla. Un zapato se hallaba junto a la bañera en el cuarto de baño y el otro en la habitación. El cuerpo no presentaba signo alguno de violencia. La cama no había sido usada aquella noche, pese a que se estima que la muerte debió producirse en la mañana del domingo. Según los forenses, que aún realizan el examen químico-toxicológico del cuerpo, la hora no puede establecerse con exactitud ya que el cuerpo estuvo largo tiempo en el agua caliente de la bañera.

La versión policial de que Barschel pudo morir de un ataque cardiaco y caer en la bañera es cada vez menos verosímil. La propia policía suiza manifestó ayer que "existen aún muchas cuestiones sin aclarar". También la hipótesis del suicidio parece debilitarse con las afirmaciones de todos los familiares que hablaron con Barschel a última hora de la tarde del sábado, después de su primera cita con un misterioso informante y antes de la segunda, de la que esperaba una fotografía y documentación que, según aseguró a su hermano, demostraría su inocencia en el escándalo de la campaña electoral de Schleswig-Holstein.

Un ex colaborador suyo, Reiner Pfeiffer, le acusa de haber organizado una campaña de descrédito, calumnias y espionaje contra su contrincante político, el socialdemócrata Bjorn Engholm. Para su hermano, su mujer y su madre, Barschel estaba "eufórico", lleno de ilusión y vitalidad, ya que consideraba haber dado con las pruebas de que había un compló político orquestado contra él.

Nada se sabe aún acerca de dónde estuvo Barschel durante la noche del sábado al domingo. Tampoco hay pistas sobre el misterioso informante que había llamado a Canarias a Barschel, se había identificado como Robert Rohloff y había quedado con él en Ginebra para facilitarle, según prometió, las pruebas definitivas de descargo.

A la espera del entierro de Barschel, la comisión que investiga el escándalo de Kiel sobre los métodos mafiosos para desacreditar a la oposición, que supuestamente organizó el ex presidente, ha suspendido su actividad.

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