31 muertos en 10 años
En los últimos 10 años, los accidentes ocurridos en España por explosiones de fuegos artificiales en fiestas populares o de talleres pirotécnicos han ocasionado un total de 31 muertos y varios centenares de heridos.Galicia ostenta el récord de 17 fallecidos en fábricas de pirotecnia, que generalmente son pequeñas empresas familiares, carecen, de medidas de seguridad, a veces son ilegales y casi siempre elaboran artesanalmente el material. El más grave de estos años, y que iguala con cinco muertos al de ayer en Campello (Alicante), ocurrió en julio de 1984 en las cercanías de Orense.
El propietario de¡ taller de pirotecnia Cabo, sus dos hijos, su nieto y su yerno fallecieron en la explosión que destruyó completamente el taller, y cuyas causas quedaron sin determinar. Otro miembro de la familia Cabo había fallecido en abril de 1981, junto con otras dos personas, en un accidente similar registrado en la pirotecnia Josman, situada a poca distancia. Otras tres. personas resultaron muertas por la explosión ocurrida en septiembre de 1986 en un taller ubicado en Ascena-El Rosal (Pontevedra). Una niña de 11 años, también de la familia Cabo, y una joven portuguesa de 16 años murieron el 27 de agosto de 1987 al estallar una caseta de la misma pirotecnia Josman en Cambeo (Orense).
El 28 de agosto perecieron dos jóvenes hermanos que trabajaban en un taller de Silvan (La Coruña). Días antes se había registrado otro siniestro en la industria El Machete, sita en la localidad orensana de Zarra, en el que falleció su propietaria.
En la zona levantina, donde la tradición de fuegos artificiales está muy arraigada, también se han producido numerosos y graves accidentes de este tipo. En diciembre de 1984, tres jóvenes trabajadores que estaban en paro fallecieron a causa de la explosión de una pequeña industria de pirotecnia en Moncada (Valencia).
En abril de 1983 murió una persona en el incendio de una fábrica que ocupaba a siete personas, situada en Picassent (Valencia). En junio de 1982 se registraron cuatro explosiones en cadena seguidas de incendio en un taller de Pedralba (Valencia), y fallecieron dos jóvenes.
En la localidad leonesa de Valderas falleció en junio de 1979 un niño de cinco años cuando su padre y su hermano trabajaban por la noche en la elaboración de objetos de pirotecnia. En mayo de 1983, la explosión en un taller de Ponferrada (León), debido a la falta de medidas de seguridad en la elaboración y almacenamiento, causó un muerto y cuatro heridos.
Los fuegos artificiales lanzados con ocasión de festejos populares han ocasionado innumerables accidentes entre el público. En agosto de 1985, un niño de tres años murió en San Sebastián y más de 80 personas resultaron heridas al estallar a ras del suelo una carcasa pirotécnica que acababa de ser disparada en la sesión de fuegos que se celebra diariamente con ocasión de la Semana Grande donostiarra. En junio de 1978, otro niño de 12 años falleció en la localidad guipuzcoana de Pasajes de San Pedro al estallarle en las manos una bengala con la que jugaba a la puerta del colegio.
En las fallas de Valencia de 1981, durante la nit del foc, se registraron 30 heridos. Ese mismo año, en la fiesta de Moros y Cristianos de Biar (Alicante), 36 personas resultaron heridas al incendiarse y estallar una caja que contenía cohetes. En agosto de 1984 en Bilbao, 203 personas tuvieron que ser atendidas de quemaduras al estallar varios cohetes entre el público que asistía a los fuegos artificiales.
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