Mubarak, elegido para un segundo mandato por un 95% de los votos

Un 88,47% de los egipcios inscritos en el censo electoral (14.368.247) participó el pasado lunes en el plebiscito presidencial, según anunció ayer el ministro egipcio del Interior, Zaki Bader. Tal como se preveía, Mohamed Hosni Mubarak, de 59 años, resultó reelegido por una mayoría aplastante (95%). Mubarak inicia así un segundo mandato de seis años, en el que se ha comprometido a afrontar la reforma económica y a incrementar la productividad para salir de la crisis que atenaza al país.

En su comparecencia ante los medios de comunicación, Bader manifestó que, con la reelección de Mubarak, "el pueblo egipcio ha dicho sí a la libertad y a la democracia, sí a la seguridad y a la estabilidad, sí a la Constitución y al desarrollo". El ministro del Interior interpretó el resultado como un apoyo sin paliativos al programa del presidente para los próximos seis años.A preguntas de los periodistas, Bader tachó de descalificadora una viñeta aparecida ayer en el periódico de oposición Wafd. El órgano del Partido Neo Wafd (derecha liberal laica, opuesta a la reelección de Mubarak) publicaba ayer en su primera página un dibujo en el que podía verse una urna custodiada por dos policías y sin nadie que acudiera a votar. Bader consideró que se trataba de una interpretación de la realidad alejada de la verdad y, haciéndose eco de las críticas de la oposición hacia el sistema electoral, no descartó que pudiera ser modificado en el futuro.

El porcentaje de participación ha sido alto si se compara con el índice de asistencia a las urnas en las legislativas del pasado abril, que apenas superó el 50% del censo. No hay que olvidar que aquellos que se registran y no acuden a votar pueden ser castigados a pagar una multa de cinco libras (unas 300 pesetas) o, subsidiariamente, a dos días de cárcel. No obstante, el sistema electoral -que exige la previa designación del candidato por el Parlamento- y la necesidad de registrarse antes de los comicios, reducen la participación y consecuentemente merman la representatividad de los resultados.

El humor popular resume la presidencia de Mubarak a una página en blanco al compararla con la de sus predecesores, Gamal Abdel Naser y Mohamed Anuar el Sadat. Pero, aunque los propios funcionarios gubernamentales cometan lapsus linguae y se refieran a la reelección de Naser o de Sadat, lo cierto es que los seis años de mandato de Mubarak no han estado exentos de realizaciones. Eso sí, menos espectaculares que la presa de Asuán o la paz con Israel.

Profundizar la democracia

Desde instancias oficiales se han aireado en los días previos al referéndum la profundización de la democracia frente a los sucesivos intentos desestabilizadores a los que el rais ha tenido que hacer frente, el restablecimiento de relaciones con el mundo árabe, la libertad de Prensa o, más recientemente, la inauguración del metro.Claro que no en todos los terrenos el resultado ha sido exitoso, y Egipto atraviesa una fuerte crisis económica que la creciente inflación, la deuda exterior (en torno a los 40.000 millones de dólares) y la presión demográfica hacen dificil de afrontar.

Consciente de ello, Mubarak ha hecho saber en las vísperas de su reelección que la reforma económica y el incremento de la productividad serán los principales objetivos de su segundo mandato.