Egipto votó para reelegir a Mubarak
Una estruendosa fanfarria recibía al votante en cada uno de los más de 20.000 colegios electorales de Egipto, en el plebiscito celebrado ayer para confirmar en la presidencia a Hosni Mubarak. En la mayoría de ellos había urnas de madera, listas confeccionadas a mano, un número limitado de papeletas y la cortina que simulaba una cabina para preservar el secreto del voto. A última hora no se conocía el único dato importante, el índice de participación, ya que la reelección del rais estaba garantizada. Los resultados se conocerán hoy.
Mohamed Abdel Rehim, de 26 años, camarero, es uno de los 14 millones de egipcios que, según cifras facilitadas por el Ministerio del Interior, se registraron para participar en el plebiscito. Mohamed vota en el colegio electoral situado en la escuela secundarla femenina de Al Senia, en el popular distrito de Seida Zinal. Es un barrio pobre y los niños descalzos y en pijama contrastan con un grupo de trajeados burócratas que esperan la visita del primer ministro, Atef Sedki, y del titilar de Interior, Zaki Bader, diez minutos más tarde.Un primer funcionario controla las tarjetas electorales -instrumento sin el cual no es posible el voto- y envía a sus portadores, mayoritariamente varones, a las diversas mesas.
"Detrás de la cortina, por favor", reitera el que entrega las papeletas. Y ante la cara de sorpresa del joven, explica que el círculo verde es el de la respuesta af1mativa (moafik) y el negro el de la negativa (gair moafik). El muchacho le dice que sabe leer, pero que por qué tiene que esconderse detrás de la cortina.
La apatía que ha despertado el referéndum no es exactamente rechazo al presidente, cuya persona es objeto de un amplio consenso. Unos, no ven la necesidad de votar a alguien que de hecho ya ha sido elegido (el pasado julio por la Asamblea del Pueblo). Otros, no están de acuerdo con el proceso seguido. Sólo el Partido Neo Wafd (derecha liberal laica), con 34 escaños en el Parlamento, y el extraparlamentario Unión Patriótica Progresista (izquierda naserista) se oponen a la reelección de Mubarak.
Conscientes de las limitaciones del proceso electoral que se lleva a cabo, altos funcionarios del Ministerio de Interior egipcio insisten en la importancia del voto como medio para consolidar la democracia y camino hacia mayores cotas de participación. La voluntariedad del sufragio es evidente.
El propio presidente, que votó a primeras horas de la mañana en la escuela secundaria del barrio de Heliópolis, donde reside, ha insistido en que se vote, aunque sea no. Claro que los observadores esperan que obtenga un 90% de sufragios afirmativos (en 1981, obtuvo un 98%). En esas circunstancias el dato de mayor relevancia será el índice de participación.
El ministro del Interior hará públicos a mediodía de hoy ambos datos. Bader declaró ayer, en un almuerzo informal con un grupo de periodistas -al que también asistió el primer ministro-, que estaba seguro de que todos habían votado sí por Mubarak.
Al final de su gira por varios colegios electorales de la capital egipcia el ministro se felicitó de que la jornada se hubiera desarrollado sin incidentes.
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