Rafael Alberti
tenía ya perfectamente amaestrada la pierna que se rompió el pasado mes de julio en un accidente automovilístico en Madrid y quería celebrarlo con música. En su nuevo domicilio, donde sus parientes le miman como a un marinero en tierra, como él dice, trató de colocar un enchufe y no tuvo la agilidad suficiente como para evitar una leve caída. El susto se le pasó pronto, ya que los médicos que en seguida le atendieron comprobaron que esta recaída no resultaba otra cosa que la comprobación de que la pierna se mueve.
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