Refexión publicitaria
Creo firmemente que la publicidad comercial y el contenido editorial de un diario deben estar inequívocamente separados. Además, como publicitario, se que EL PAÍS es impermeable a cualquier manejo para colar noticias comerciales como información. Por eso, al leer el 11 de septiembre su columna Gente me pareció normal que su redactor, refiriéndose a la serie Corrupción en Miami, escribiera "cuyos personajes viste una conocida firma española" y su protagonista "intentara que el nuevo hombre hispano use un agua de colonia de una firma radicada en Barcelona".Irreprochable la pulcritud del redactor si más adelante en la misma nota no leyéramos "Ramón Mendoza inaugurará una tienda en el madrileño barrio de Salamanca del diseñador italiano Emporio Armani".
¿Por qué mencionar a Armani y ocultar a Adolfo Dornínguez? ¿Por qué ser más estricto con las marcas catalanas de perfumería, que tanto exportan, y tan generoso con la marca italiana? ¿Mencionar marcas extranjeras es periodismo y mencionar marcas españolas es publicidad?
Creo que es un tema que merece reflexión. El nivel de reflexión que me ha convertido en apasionado lector de EL PAÍS.-
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