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Dimite en pleno el Gobierno filipino

Los 26 ministros del Gobierno filipino dimitieron ayer en pleno, después del controvertido testimonio de Joker Arroyo -secretario ejecutivo de Corazón Aquino y el colaborador más próximo a la presidenta- sobre el golpe de Estado del 28 de agosto. Arroyo acusó al portavoz del Ejército, coronel Honesto Isleta, y a tres grandes empresarios filipinos de ser "enemigos del Gobierno".

Aquino parece haberse alejado de las controvertidas declaraciones de su secretario y trata de utilizar la crisis para formar un Gabinete más unido y alejado de la presión millitar que se opone al consejero.Se espera que, como sucedió a raíz de la crisis gubernamental de noviembre pasado, en la que Aquino se desprendió del entonces ministro de Defensa Juan Ponce Enrile, ligado a otra intentona golpista, el Gobierno que ahora surja cuente con un elevado número de los que han dimitido.

Aquino no quiso hacer declaraciones sobre cuándo dará a conocer su nuevo Gabinete, pero anunció que hoy hará públicos los nombres de los integrantes del Consejo de Estado, órgano encargado de examinar los asuntos de emergencia formado por congresistas, empresarios, civiles, militares y miembros del Gobierno.

El jefe del Alto Estado Mayor, general Fidel Ramos, que jugó un importante papel en el fracaso del último intento de golpe en el que murieron 53 personas no puso su cargo a disposición de la presidenta, y se limitó a expresar "sorpresa" cuando se le comunicó la decisión del Ejecutivo.

La crisis estalló en una reunión de urgencia del Gobierno, después de que Arroyo dijera en un Congreso abarrotado de espectadores que Isleta y los empresarios César Buenventura, Roy Navarro y Raúl Concepción -hermano éste último del ministro de Comercio e Industria, José Concepción-eran culpables de "traición al más alto nivel".

"Ellos actúan contra los intereses del país fomentando intrigas que dividen al Gobierno civil y a los militares", subrayó Arroyo.

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Jaime Ongpin, ministro de Finanzas, que junto con Arroyo había sido acusado por los militares de interferir en los asuntos del Ejército durante la intentona golpista, no quiso vincular la dimisión del Ejecutivo a las declaraciones de Arroyo, pero señaló que éste estaba en el origen de la crisis.

"Tenemos una opinión imparcial de la situación y, al final, consideramos que, dadas todas las circunstancias, debemos dar a la presidenta vía libre para que reorganice el Gobierno", dijo el secretario del Gabinete, José de Jesús.

En un primer momento fueron ocho los ministros que dimitieron, entre ellos Arroyo y Concepción, pero en la reunión que siguió se anunció que todo el Gobierno en pleno había dimitido, dando paso a la peor crisis con que se enfrenta Aquino desde que hace 18 meses ostenta la presidencia de Filipinas.

El secretario de prensa, Teodoro Benigno, ha indicado que el Gabinete continuará en funciones hasta que se dé a conocer su nueva composición.

Según Benigno, el vicepresidente, Salvador Laurel, que se encuentra en Zamboanga, etapa de una gira por el país para mantener a los soldados dentro de sus cuarteles, fue informado de la crisis, y también presentó su dimisión como ministro de Asuntos Exteriores.

Los sectores más conservadores del Congreso, de la Iglesia católica, del mundo de las finanzas y los coroneles vinculados al golpe de Estado de agosto son los principales oponentes de Arroyo, al que consideran un "simpatizante de los comunistas", mientras que ha sido la misma presidenta la que se ha empeñado en mantener en el cargo a su secretario ejecutivo, que con anterioridad había presentado la dimisión cuatro veces, a pesar de los lazos de amistad que les unen.

Dedicado a la democratización

Arroyo es un conocido antimilitarista, que únicamente expresa respeto ante el general Ramo, por la dedicación de éste a la democratización de los cuarteles y por el papel que ha desempeñado de freno a las intentonas golpistas.En su defensa en la Cámara de Representantes, Arroyo considerado como el hombre más progresista del Gabineu de Aquino, afirmó que no es comunista porque ese grupo "no apoya" la Constitución, a la que él está absolutamente dedicado.

Arroyo dijo a los congresistas que fue él quien advirtió a la presidenta Aquino que se estaba utilizando a la Iglesia Católica para canalizar la ayuda a los rebeldes comunistas.

Conocido defensor de los derechos humanos durante el régimen de Ferdinand Marcos, Joker Arroyo ha sido el primer miembro del Gobierno en prestar testimonio ante el Congreso sobre lo ocurrido el 28 de agosto.

Sin embargo, acosado por las críticas, procedentes incluso de los familires de Aquino, como la legisladora Teresita Aquino Oreta, Arroyo podría alejarse definitivamente del Gobierno para acallar las iras castrenses, según ha insinuado el ministro de Defensa, Rafael Ileto.

"Estoy feliz", dijo Arroyo tras presentar su dimisión.

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