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Recuperados los cadáveres de cinco de los seis niños arrastrados por una riada en Lérida

El cuerpo de uno de los seis niños que fueron arrastrados el miércoles por una riada en la riera de Cellers, en Torà (Lérida), continuaba sin aparecer a las nueve de la noche de ayer. Más de 100 personas trabajaban a esa hora en su búsqueda. Los otros niños fueron encontrados muertos. Anoche fue hallado el cadáver del niño de nueve años Juan Gómez Pitera. Horas antes fue localizado el cuerpo de David Valero Zaccarelli a un kilómetro, de la furgoneta donde viajaban las víctimas -cuatro niñas y dos niños, con edades comprendidas entre tres y nueve años- y la madre de uno de ellos.

La tragedia sobrevino cuando Rosa Gómez, al volante de un Renault-4, con los seis niños como pasajeros, seguida en una vespino por Antonieta Zaccarelli, madre de otros tres de los fallecidos, regresaban a sus domicilios en el semiabandonado pueblecito de Cellers, a unos ocho kilómetros de Torà. La pista, sin asfaltar, discurre en algunos tramos junto al lecho de la riera, que desde hace muchos años no llevaba agua. Las madres y sus hijos fueron sorprendidos en una hondonada por una avalancha de barro y agua, producida por una tormenta que ayer descargó 100 litros de agua por metro cuadrado.Existe una sola versión de los hechos, dada por una vecina de Torà, que trasladó a Rosa Gómez y a Antonieta Zaccarelli al Centro Hospitalario de Manresa. Según esta versión, la subida de las aguas provocó el parón del motor del coche y entonces las dos mujeres y los niños intentaron salir de la hondonada a pie para lo cual abandonaron el vehículo. La corriente los arrastró a todos. Las madres pudieron salvarse, pero los seis pequeños desaparecieron de su alcance en cuestión de segundos. Cinco murieron ahogados y sigue sin ser localizada una niña. Minutos después de las nueve de la noche fueron interrumpidas las tareas de búsqueda de la niña a causa de la lluvia, para reanudarse hoy cuando mejore el tiempo.

El primer cadáver encontrado fue el de María Valero Zaccarelli, de siete años de edad, a las 20.30 horas del miércoles, a unos 700 metros del lugar donde quedó el coche. Los equipos de bomberos, Guardia Civil, mossos d'esquadra y voluntarios del pueblo que habían emprendido la búsqueda, encontraron a otra niña, María Baldasano de la Concepción, de cinco años, también muerta, a las 21.30, un poco más abajo.

La búsqueda continuó durante toda la noche con la ayuda de equipos electrógenos. Los hombres revolvían las aguas del torrente, el fango y la maleza con ganchos de hierro, palas y azadas. A las cinco de la madrugada, fue hallado el cadáver de Ana Caruna Valero Zaccarelli, de cinco años de edad. Su hermano pequeño, David, de tres años, no fue encontrado hasta las 12.10 horas de ayer en la desembocadura de la riera en el río Llanera, cerca de Torà.

Antonieta Zaccarelli, madre de María, Ana y David Valero Zaccarelli, y la conductora de la furgoneta, Rosa Gómez, fueron trasladadas al Centro Hospitalario de Manresa con múltiples contusiones y una fuerte crisis nerviosa. Según el testimonio de ambas, fueron conscientes desde el primer momento de que se encontraban en una ratonera cuando la riada se les vino encima y percibieron con claridad que iban a perder a sus hijos.

La furgoneta fue arrastrada algo más de medio kilómetro por las aguas. En su interior quedaron prendas de ropa que, sin embargo, no llegaron a mojarse, lo que indica que el vehículo no fue cubierto totalmente por el agua que, en algunos puntos de la riera, alcanzó los tres metros de altura.

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Una tormenta traicionera

El pueblo de Torà, cuyos 1.300 habitantes celebraban el último día de su fiesta mayor, reaccionó volcándose en la búsqueda de los desaparecidos. Los festejos se suspendieron y ayer toda la población compartía la angustia de los padres.

La tormenta de anteayer interrumpió la paz y la tranquilidad de dos familias que la habían encontrado en su refugio, en el semiabandonado pueblecito de Cellers. Antonio Valero y Antonieta Zaccarrelli, una chilena de unos 40 años, llegaron a Cellers procedentes de Barcelona hace unos siete años. Vivían de la venta de los productos de artesanía y alimentos naturistas que elaboraban. Félix Baldasano y Montserrat de la Concepción habían llegado a este pueblo hace algo más de un año con sus dos niñas, de cinco y tres años. Se instalaron en una casa cerca de la otra familia y ambas llevaban el mismo tipo de vida. De vez en cuando, bajaban a Barcelona para vender el producto de su trabajo y en ocasiones acudían también a las ferias de poblaciones cercanas, como Manresa. Fabricaban chocolate, turrón, dulces y ungüentos. Miquel, vecino de ambas familias, relató ayer que sus relaciones eran escasas, pero aseguró que son "muy buena gente".

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