Relativizaciones
Como Modugno en los años cincuenta, oigo sonar los violines mientras se insinúa un arco iris en el cielo pintado de azul. Los alemanes están dispuestos a sacarse de encima los misiles como si fueran piojos; Reagan quiere despedirse de la presidencia y de la oncología que le persigue mediante un gran acuerdo con los soviéticos; la contra puede dejar de estar en contra; Felipe González pretende negociar con ETA, pero no políticamente, no, es decir, quiere negociar con ETA si los clubes de fútbol de primera división van a tener dos o tres extranjeros; Schuster vuelve a tener un anillo con una fecha por dentro; se pretende un concierto social en España y la cosa está entre Wagner y Boceherini, es decir, cabe todo. ¿Qué ha pasado? Algo ha cambiado. Ya todo no puede volver a, ser como ayer, como ayer. Y perdonen que lo que era canción de Modugno se me está convirtiendo en copla del Dúo Dinámico. Pero algo misterioso ha ocurrido en el epicentro de la política mundial o se trata de una conjunción de astros propicia, una de esas conjunciones de astros de puta madre, y ustedes perdonen, pero no hay otra manera de connotar las conjunciones de astros más perfectas. O bien existe una bipolarización universal a la manera como los cielos antes del nacimiento de Adán y Eva se dividieron entre Luzbel y Lucifer y estamos en presencia de un pacto milagroso entre el Bien y el Mal. O bien hay que recurrir a la tesis de los astros. O bien, y he aquí mi temor, el Mal propicia una tregua en el espíritu para lanzar a continuación un hachazo inapelable sobre el cogote del ingenuo Bien.
Hace dos días de la escalada de ETA bombardeando con napalm el Hipercor barcelonés. Tres días de la remisilización de Alemania Occidental. Cuatro del Irangate. Cinco del desamor profundo entre Schuster y Núñez. Seis de las batallas sociales hispanas por el embalsamiento de pueblos e industrias. Y ahora, la paz. Sólo el Jomeini y Vargas Llosa prosiguen implacables sus cruzadas particulares. Si no existieran fundamentalismos habría que inventarlos.
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