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CIENCIA

Japón utiliza por primera vez una lanzadera capaz de poner un satélite en órbita terrestre

Japón se convirtió ayer en una potencia espacial al poner en órbita un satélite de comunicaciones utilizando una lanzadera de tres fases, del tipo H1, capaz de colocar un satélite de 550 kilogramos en órbita geoestacionaria. La nueva lanzadera japonesa pesa 140 toneladas y tiene 40 metros de altura. El lanzamiento se efectuó desde la base espacial de Tanegashima, situada al sur del archipiélago del mismo nombre.

La lanzadera H1, propulsada por un motor criogénico que funciona a base de una mezcla de oxígeno e hidrógeno líquido, se elevó sobre la base de lanzamiento a las 9.20 GMT (las 11.20 hora peninsular) colocando un satélite de comunicaciones en una órbita terrestre situada 36.000 kilómetros por encima del ecuador. El lanzamiento estaba previsto en principio para la semana pasada pero debió retrasarse debido a un fallo técnico.

Esta lanzadera, realizada en un 84% con tecnología japonesa, supone una liberación por parte de los japoneses de su dependencia de Estados Unidos en materia espacial y representa, además, una confirmación de las tecnologías de base que serán utilizadas en la próxima generación de lanzaderas japonesas, las H2, que deberán rivalizar con los cohetes norteamericanos, europeos y chinos en la segunda mitad de la próxima década.

El primer prototipo de H1 fue lanzado en agosto de 1986 pero en aquella ocasión la lanzadera constaba únicamente de dos fases y era únicamente capaz de situar un satélite de 685 kilogramos a 1.500 kilómetros de altitud.

Potencia espacial

Según un especialista europeo, "los japoneses se reafirman como una potencia espacial, en el momento que los programas norteamericanos y europeos se han retrasado debido a las explosiones del Challenger y del Ariane". La primera fase del H1 es de concepción estadounidense, según ha precisado la NASDA (Agencia Nacional de Japón para el Desarrollo del Espacio). La segunda fase tiene un combustible líquido capaz de empujar 10,5 toneladas. Y la tercera fase tiene un combustible sólido y el sistema de dirección Intertiel es japonés.

El H1, que sucede a los N1 y N2, de concepción claramente norteamericana, es el encargado de hacer la transición con la generación de los futuros H2, capaces de colocar en órbita terrestre cargas de hasta dos toneladas, compitiendo con las lanzaderas norteamericanas, europeas y chinas. El primer lanzamiento de los H2 está previsto para 1992 y la lanzadera, según los planes previstos, debe convertirse en operativa a partir de 1994.

Aunque los responsables de la agencia espacial japonesa señalan que sus proyectos carecen de intenciones comerciales, Japón, según un especialista europeo, piensa en un mercado que tendría a Corea, Australia y Nueva Zelanda, entre otros, como posibles clientes.

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