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La banca extranjera pide que FECSA amplíe capital en 125.000 millones y se comprometa la banca nacional

El comité de acreedores de FECSA estudió ayer en Londres un plan alternativo de los bancos para garantizar la viabilidad de la compañía catalana, preparado por la firma auditora Peat Marwick. El plan, que deberá ser aprobado por los acreedores antes de ser sometido a consideración de la compañía, sugiere, en una de sus propuestas, que la compañía eléctrica realice una ampliación de capital de 125.000 millones de pesetas, en lugar de los 75.000 millones contenidos en el plan propuesto por la empresa. Fuentes solventes prevén un acuerdo de principios en la crisis de FECSA antes de que termine el mes de septiembre.

Las dos próximas semanas van a ser decisivas en las negociaciones que, a varias bandas, se están realizando para cerrar la crisis de la empresa eléctrica catalana. Ayer, el comité de acreedores, en el que participan los bancos nacionales y extranjeros y las cajas de ahorro, escucharon la propuesta de plan alternativo que ha elaborado la firma internacional Peat Marwick. Esta firma fue propuesta por el propio comité, para así disponer de una valoración contable alternativa a la realizada para el conjunto del sector eléctrico por Arthur Andersen. La semana próxima, el comité de acreedores presentará a Luis Magaña, presidente de la compañía, su propuesta concreta y ésta será estudiada después por el grupo ad hoc que, formado por tres representantes bancarios, el propio Magaña, y dos altos funcionarios de la Administración, está empeñado en cerrar cuanto antes la crisis de la sociedad catalana.

El plan para FECSA de Peat Parwick no rechaza de plano el presentado por la compañía FECSA a finales del mes de julio, y que había sido endosado por el Ministerio de Industria y Energía. Pero sí incluye algunas propuestas alternativas en función de las distintas hipótesis barajadas. La propuesta más llamativa es la sugerencia para que la ampliación de capital propuesta en el plan de FECSA (unos 58.000 millones efectivos, una vez descontados los 18.000 millones ya realizados) sea del orden de 125.000 millones y que ésta sea cubierta, fundamentalmente, por bancos nacionales. El comité de acreedores es partidario genéricamente de que ningún banco acreedor extranjero participe en el capital de la compañía y, al mismo tiempo, verse obligado. a incrementar su exposición crediticia en la compañía.

Participación extranjera

Pero, a la vista del interés de algunos por hacerlo, es muy posible que deje en libertad a cada banco para que lo haga. La mayor ampliación de capital permitiría prepagar una mayor parte del endeudamiento bancario y obligacionista de FECSA y reducir así el sacrificio a realizar por aquellas instituciones que se limitaron a prestar dinero a la empresa. La exigencia de una mayor participación bancaria nacional -y del sector eléctrico- en FECSA es compartida por instancias oficiales, que estiman que la solución más rápida a muchos de los problemas de la empresa -y del conjunto del sector- vendría por este camino. Algunas entidades crediticias españolas no vinculadas tradicionalmente: a la empresa se resisten, sin embargo, a este tipo de solución, si bien algunas fuentes interpretan que esta resistencia desaparecería con contrapartidas.

No obstante, tanto FECSA como la Administración descartan la necesidad de que el capital de la empresa se amplíe más allá de los 58.000 millones efectivos contenidos en la última versión del plan de la empresa. Asimismo estiman que existe una posible sustitución del crédito sindicado de 170.000 millones, propuesto como fórmula de pre-pago de casi 2,00.000 millones de pesetas que existen en obligaciones caras (13% de media) emitidas por la sociedad. Esta fórmula podría ser una emisión de bonos al 9%, garantizados por la banca y que podrían ser vendidos al público una vez quedase restablecida la confianza en la sociedad.

Fuentes solventes bancarias afirman que muchos de los bancos acreedores ven "con cierto agrado" el plan de FECSA siempre que se le introduzcan correcciones. Éstas estarían orientadas a mantener un "pequeño diferencial" positivo en la renegociación de la deuda bancaria de la sociedad (en lugar de la aplicación directa del interbancario), el compromiso de no ver su "riesgo incrementado", una mayor participación de la banca nacional y, por último, una promesa de unos mayores ingresos de la compañía en concepto de compensaciones eléctricas.

Fuentes solventes creen ver un importante esfuerzo por acercar posiciones en todas las partes interesadas y anticipan un acuerdo en principio para el mes de septiembre, en el que se fijararía lo que cada parte debe hacer. Los detalles quedarían para ultimarse en los meses posteriores, con lo que el acuerdo de acreeedores podría quedar cerrado y firmado en diciembre o enero.

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