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SUICIDIO EN SPANDAU

Las autoridades de Berlín tardan 24 horas en admitir que el lugarteniente de Hitler se quitó la vida

El gobierno militar británico en Berlín reconoció ayer, un día después de la muerte del último criminal de guerra condenado a cadena perpetua por el tribunal militar de Nuremberg en 1946, que la muerte no se había producido por causas naturales. A sus 93 años de edad tras 46 en prisión -los últimos 20 como único recluso de la cárcel de Spandau-, Rudolf Hess. el único símbolo viviente de la cúpula del nacionalsocialisimo, decidió el lunes quitarse la vida. Ayer se produjeron en la RFA las primeras reacciones; violentas de grupos neonazis en protesta por la muerte en prisión del que fuera brazo derecho de Hitler.

En Frankfurt fueron incendiados dos automóviles de las fuerzas armadas norteamericanas. En Hamburgo, un grupo de neonazis se manifestó ante los consulados de Estados Unidos y el Reino Unido y en numerosas ciudades han aparecido pintadas clamando venganza. Tras conocerse la verdadera causa de la muerte, ocultada a la opinión pública durante mas de 24 horas, se temen reacciones mas airadas de los grupos de extrema derecha. Desde el lunes varios grupos de neonazis están concentrados ante la cárcel, entonando el himno alemán con la primera estrofa abolida tras la instauración de la democracia. Con antorchas y velas montan guardia ante la prisión e insultan a la policía alemana y a soldados, británicos y norteamericanos con gritos de "sicarios de las fuerzas de ocupación".

Según el comunicado británico, Hess salió al patio de la prisión después de almorzar, acompañado, como siempre, por un vigilante, y se sentó en una cabaña en el jardín, donde solía permanecer por las tardes. El vigilante se alejó unos minutos y al regresar encontró al prisionero agonizante con un cable eléctrico en torno al cuello. Inmediatamente, se intentó reanimar al anciano. Pocos minutos después era transportado en una ambulancia al hospital Militar Británico. "Fue declarado muerto a las 16AT, señala el comunicado, y añade que se investiga si el intento de suicidio fue la causa directa de la muerte.

El solitario de Spandau o el preso número 7, llamado así por la celda que ocupó los últimos 41 años, será enterrado a finales de esta semana en el pueblo de Wunsiedel, en Baviera. La policía de la región comenzó ya los preparativos para evitar incidentes durante la ceremonia, cuya fecha exacta aún no se conoce.

El anuncio de las cuatro potencias de la alianza antihitleriana de que el cuerpo de Hess será entregado a la familia ha sorprendido. Se esperaba que, al igual que se hizo con los cadáveres de los criminales de guerra ejecutados en Nuremberg, el cuerpo de Hess fuera incinerado y sus cenizas esparcidas para evitar que su tumba se convierta en objeto de culto.

La cárcel de Spandau, donde Hess pasó los últimos 41 años de su vida, 20 de ellos como único recluso, será demolida próximamente y en su lugar se construirá un supermercado y una zona de recreo para las fuerzas armadas británicas estacionadas en Berlín. Esta decisión, tomada hace tiempo por las cuatro potencias administradoras de Berlín (EE UU, la URSS, el Reino Unido y Francia), responde al objetivo de evitar que la antigua prisión fortaleza se convierta en símbolo y punto de encuentro de fuerzas neonazis.

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No obstante, según se supo ayer, las compañías constructoras de Berlín Oeste han recibido ya amenazas para que se abstengan de participar en la demolición de la cárcel. El nerviosismo que ha causado la muerte de Hess entre las autoridades de las potencias occidentales y autoridades en Berlín Oeste queda demostrado por el hecho de que ya han iniciado los primeros contactos para derribar la cárcel.

Un médico británico llegó ayer a Berlín para realizar la autopsia al cadáver del solitario de Spandau y determinar si la muerte fue consecuencia directa del intento de ahorcarse del anciano prisionero, cuya capacidad de movimiento y fuerza era mínima. Posteriormente, el cuerpo será transportado en un avión militar británico a la localidad donde recibirá sepultura y será entregado a su familia: su mujer, llse Hess, de 87 años su hijo, Wolf-Rüdlger, de 50. liste llegó ayer a Berlín y acudió brevemente al hospital donde se halla depositado el cuerpo de su padre.

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