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Preocupación en la Union Soviética por el auge de las protestas nacionalistas

Pilar Bonet

El órgano oficial del partido comunista soviético, el diario Pravda, ha criticado las manifestaciones de nacionalismo en la URSS y advertido a las entidades dirigentes no rusas contra "cualquier exigencia de limitar administrativamente el uso de la lengua rusa". El nacionalismo y las relaciones entre las nacionalidades de la URSS han sido abordados desde un punto de vista teórico por el profesor de filosofía Eduard Bagramov.

El profesor Bagramov criticaba la idea de armonía, de color de rosa, con la cual era caracterizada oficialmente en el pasado la convivencia entre el centenar de nacionalidades que existen en la Unión Soviética. Lo que no encajaba en esta "armonía general" era tildado de "manifestación de nacionalismo burgués", afirmaba. El artículo de Pravda, publicado la pasada semana, ha aparecido después de una serie de conflictos de carácter nacionalista sobre los que ha escrito la Prensa soviética. El más agudo de ellos tuvo lugar en diciembre de 1986 en la República asiática de Kazajstán después del cese del dirigente de la misma, Dinmujamed Kunaev, un íntimo colaborador de Breznev. El más reciente ha sido el de los tártaros de Crimea, miembros de una nación deportada masivamente en 1944 desde la república autónoma que ocupaba desde 1917 en aquella zona del mar Negro, hoy, administrativamente, parte de Ucrania.

El pueblo tártaro

Los tártaros de Crimea, que fueron reasentados en Asia central tras haber sido acusados de colaboracionistas con los alemanes, fueron rehabilitados posteriormente como pueblo, pero hasta ahora no han visto satisfecho su deseo de volver a su primitiva patria. Sus líderes fueron expulsados de Moscú a finales del pasado julio, tras más de una semana de protestas y manifestaciones públicas en la capital. Una comisión presidida por Andrei Gromiko, presidente del Presidium del Soviet Supremo, estudia ahora la situación de los tártaros. Indicios facilitados por fuentes soviéticas hacen pensar que Moscú contempla la concesión de un territorio a los tártaros, aunque muy posiblemente no en la península de Crimea.

Según Bagramov, las elaboraciones teóricas sobre la conciencia social de la población en las repúblicas de Asia central y Kazajstán estaban marcadas por la "idealización" y "carecían de realismo".

La Prensa soviética central publica en la actualidad artículos donde se critican diversos fenómenos que, según los autores de la información, ocurren en Asia central. Komsomolskaia Pravda, el órgano de las juventudes comunistas, daba cuenta recientemente de la autoinmolación de 30 mujeres en 1985 y 40 en 1986, en Tadjikistán, debido a la imposibilidad de romper con las tradiciones musulmanas, aparentemente impuestas por la familia, tales como el matrimonio forzado, el uso del velo o la prohibición de emanciparse.

Bagramov abordaba la enseñanza del ruso y de las lenguas nacionales en las distintas repúblicas, y señalaba que el deterioro de la enseñanza de la lengua nacional está ligado a la mala preparación y la insuficiencia de los cuadros. Acusaba el articulista a los escritores estonianos de contraponer su lengua natal a la lengua rusa, considerada como la "lengua de relación entre las nacionalidades".

El bilingüismo nacional-ruso es la pauta de desarrollo lingüístico, afirmaba Bagramov, quien advertía que "su igualdad no significa identidad en sus funciones sociales. Así, el ruso como lengua de relación entre las nacionalidades es el medio generalmente aceptado para iniciar a las masas en la cultura de los pueblos de la URSS y de todo el mundo".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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