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El PSI denuncia al Vaticano por su intervención en las elecciones

Juan Arias

La polémica que el ex jefe del Gobierno y secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI), Bettino Craxi, empezó con el Vaticano, durante la campaña electoral del pasado junio, ha quedado plasmada en un documento oficial aprobado ayer por la dirección del partido tras cuatro horas de debate. En él se considera anacrónico el intervencionismo del Vaticano y la Iglesia católica en las últimas elecciones.

En dicho documento, los socialistas responden a las acusaciones lanzadas por el Vaticano y la Conferencia Episcopal Italiana, que les ha tachado de "anticlericales anacrónicos". Los socialistas recurren a citas del Evangelio y del Concilio para demostrar que lo anacrónico es seguir impidiendo a los ciudadanos votar en total libertad de conciencia por el partido que crean más oportuno.

La polémica de Craxi comenzó cuando el Vaticano y los obispos italianos dieron a entender que los católicos debían votar a favor de la Democracia Cristiana. Craxi, tras las elecciones, afirmó con sarcasmo: "Espero que haya sido la última vez que se celebra una liturgia tan indecente".

Le respondieron a coro agrupaciones y movimientos católicos al recordar que la Iglesia tiene derecho para dirigirse y orientar a sus fieles. Y una nota de L'Osservatore Romano recordó textualmente que la Iglesia nunca ha aceptado en el pasado, ni lo hará ahora, que nadie le ponga una mordaza".

Revisión del Concordato

Siguió despues el caso Marcinkus, y de nuevo los socialistas reaccionaron al decir que es necesario "revisar" algunos puntos del Concordato y sobre todo el pacto de Letrán de 1929. Precisamente fue Craxi, como presidente del Gobierno, quien tuvo el honor de firmar el nuevo Concordato entre Italia y la Santa Sede. Pero tras el escándalo provocado por la concesión de la inmunidad por parte del Supremo a Marcinkus, en base a dichos pactos, y la polémica en curso sobre la clase de religión en las escuelas, el director de La Repubblica, Eugenio Scalfari, ha pedido esta semana la abolición del Concordato.Los socialistas no se han atrevido a tanto; han afirmado que el Concordato queda en pie, pero que será necesario, a la luz de los nuevos hechos, retocar algunas de sus cláusulas para que los italianos tengan la posibilidad de ser fieles a la Constitución que otorga a todos, creyentes y no creyentes, la absoluta libertad de conciencia de votar por el partido que más les guste.

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Según los socialistas, es la propia Iglesia la que comete un error al pretender ser representada por un solo partido ahora que tantos italianos creyentes votan y actúan en plena conciencia con las fuerzas laicas y de izquierdas.

Se espera ahora la reacción de la Conferencia Episcopal, destinataria de los 24 folios leídos personalmente por Craxi a la dirección y preparados por todo un grupo de expertos juristas del partido socialista.

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