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AP de Galicia trata de restar importancia al anuncio de que Fraga será el próximo presidente de la Xunta

La comisión gestora de Alianza Popular de Galicia, que se constituyó ayer presidida por Gerardo Fernández Albor, acordó que la decisión de designar al candidato a la presidencia de la Xunta en las elecciones autonómicas de 1989 será tomada ese mismo año por el comité electoral del partido. Ésta es la salida que adoptó el aliancismo gallego para pinchar, al menos momentáneamente, el globo sonda de la operación Fraga, cuyo anuncio, a espaldas de Fernandez Albor, le dejó a él y a su Gobierno en una posición política debilitada. No obstante, el secretario general de Alianza Popular, Arturo García Tizón, declaró ayer en Santiago que la candidatura de Manuel Fraga a la presidencia de la Xunta en 1989 tiene su apoyo y el de Antonio Hernández Mancha.

La gestora sustituye a la comisión ejecutiva regional de AP, que no funcionaba desde 1985 y, desde el abandono el 5 de febrero pasado de su ex secretario general, Xosé Luis Barreiro Rivas, había quedado prácticamente desarticulada. La integran los principales líderes regionales que nombraron portavoz y vicepresidente a Mariano Rajoy quien, igualmente, desempeña estos cargos en el Gobierno autónomo.Otra decisión de la gestora es la de celebrar un congreso regional antes de finalizar el año.

A su constitución asistió el secretario general de AP, Arturo García Tizón, quien, a preguntas de EL PAÍS, suscribió las palabras de José Manuel Romay Beccaría, en el sentido de que Fraga, en sus aspiraciones a la presidencia de la Xunta, "va a contar siempre con el respaldo del partido" y puntualizó que él y el presidente de AP apoyan la operación. No obstante, aclaró que los órganos de decisión de AP no habían abordado formalmente el tema.

Factores de un anuncio

En el lanzamiento de la candidatura de Manuel Fraga a la presidencia de la Xunta en las próximas elecciones autonómicas, cuando faltan aun algo más de dos años, parecen haber influido diversos factores tanto de la política interna gallega como de la de AP-Galicia e, incluso, intereses, más o menos personales, de Romay Beccaría, estrecho colaborador del ex presidente aliancista.Desde esta perspectiva, varias circunstancias parecen haber hecho oportuno el momento de anunciar la operación Fraga. La actualidad de su llegada a Galicia para pasar las vacaciones veraniegas y la ausencia del presidente Fernández Albor, ajeno a la operación, fue aprovechada por Romay para sondear en profundidad la opinión pública gallega y, más concretamente, la del partido sobre la candidatura de su amigo Fraga. De paso, también persigue asustar con la temida barrida electoral a los que podrían seguir los pasos de Xosé Luis Barreíro, escindido de AP.

Igualmente, se pretende desanimar a los hipotéticos colaboradores del PSOE en su posible moción de censura, en el próximo otoño, contra el Gobierno de Albor. Personalmente, Romay puede perseguir apuntalar su presidencia de la Diputación de La Coruña que depende de la actitud de los cinco diputados del PDP.

El propio Barreiro reaccionó al anuncio de la candidatura de Fraga reconociendo que supone "una amenaza" para los múltiples partidos del centro-derecha que hay en el Parlamento autonómico y que "intentamos", dijo, "movernos para buscar soluciones al actual desgobierno de Galicia".

El momento parece haber sido cuidadosamente estudiado por José Romay. El lunes Fraga se reunió, en ausencia de Albor, en el salón de consejos de la Xunta con varios conselleiros, que le facilitan un informe sobre las necesidades de la comunidad autónoma. Aparentemente, se trata sólo de un intercambio entre el Gobierno gallego y su más famoso eurodiputado que le iba a ayudar desde las instituciones europeas. Fraga insiste ese mismo día, en la televisión autonómica, en su disposición a venir a Galicia "si me lo pide el partido".

Al día siguiente, Romay Beccaría, aprovecha una entrevista en el informativo regional de TVE para proclamar la candidatura de Fraga. Contrariamente a su actitud del día anterior, se muestra solícito con todos los medios de comunicación a los que, con casi total exactitud, repite una y otra vez lo "felices que los militantes de AP nos sentiríamos con Fraga en la presidencia de la Xunta".

No era esta la primera vez que Romay señalaba a Fraga como firme candidato de AP a la presidencia de la Xunta. Hace escasamente tres meses, en declaraciones a El faro de Vigo apuntó esta posibilidad. Entonces, dijo ayer en otra entrevista al mismo diario, "era un desiderátum que teníamos algunos, tras haber renunciado Fraga a la presidencia del partido".

La operación cogió por sorpresa a Fernández Albor, que el miércoles regresó de Buenos Aires. Contrariado y enérgico, en el aeropuerto compostelano, impidió que Romay hablase del asunto y, en tres ocasiones, manifestó desconocer la reunión que Fraga había mantenido dos días antes en la sede de la Xunta. El vicepresidente del Gobierno gallego, Mariano Rajoy, ha respondido escuetamente a las preguntas señalando que serán los órganos del partido los que designarían en 1989 el candidato conservador.

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