La clínica de la Concepción y Alcalá

Los problemas económicos de la madrileña clínica de la Concepción se iniciaron en 1976, y en el último año se debate sobre su supervivencia. Una de las soluciones para el digno mantenimiento de este importante centro sanitario, pionero entre los hospitales españoles, preparado para la asistencia médica, la docencia y la investigación, se enfoca hacia su traslado a Alcalá de Henares. El tema es polémico entre quienes quieren mantener en Madrid la sede de la Institución Jiménez Díaz y los que pretenden su traslado a la ciudad de Alcalá de Henares, creando en este lugar un nuevo hospital clínico universitario.Un lector de Alcalá, José Carlos Canalda, se preocupa por este terna y considera que EL PAÍS ha mantenido un "desequilibrio informativo, máxime cuando con cierta periodicidad aparecen opiniones siempre en contra y nunca a favor del traslado. Lo que no resulta precisamente un ejemplo de equidad informativa". Y acusa directamente al diario: "Ha venido silenciando sistemáticamente todas aquellas cartas enviadas desde Alcalá en un intento de dar la opinión de los alcalaínos sobre este tema. Entre todas estas cartas -¿censuradas?- se encontraban dos mías, pero también otra del propio Ayuntamiento que estimo que, al menos en este caso, se trataba de una opinión autorizada y plenamente justificada".

Vicente Verdú, redactor jefe de Opinión, contesta directamente al lector sobre su queja: "Efectivamente, EL PAÍS ha mantenido una opinión favorable a que la clínica de la Concepción no fuera trasladada a Alcalá, pero eso no es obstáculo, ni en este asunto ni en otros, para publicar tesis discrepantes. Éste es, por otro lado, el sentido de las cartas al director y las tribunas libres que aparecen diariamente. No ha existido ninguna actitud deliberada que impidiera la aparición de escritos a favor del traslado de la Fundación Jiménez Díaz a Alcalá, y acogeremos con gusto los textos en ese sentido".

El defensor de los lectores ha buscado en el archivo del periódico el tratamiento que ha dado el diario desde 1976 a la clínica de la Concepción. Son cientos de recortes los que marcan esta historia, en la que efectivamente existen más pronunciamientos a favor de que el citado centro hospitalario quede en Madrid, si bien se recogen también las opiniones favorables al traslado a Alcalá [el rector y el alcalde de Alcalá así lo manifestaban en EL PAÍS el 15 de diciembre de 1986; la opinión a este tenor del doctor Pérez Iglesias, miembro de Comisiones Obreras y presidente del comité de empresa de la clínica de la Concepción, se reproducía en este periódico el 28 de febrero de 1987, en cuya fecha se señalaba en la misma página que el nuevo presidente del consejo rector de la Fundación Jiménez Díaz, el Nobel Severo Ochoa, "buscará que el traslado se haga con dignidad, respetando el espíritu de la fundación"].

En la información ha quedado reflejada, pues, según las noticias examinadas, que mientras la mayoría del sector de los trabajadores está a favor del traslado, el 80% de los médicos y facultativos de la plantilla se opone. Por su parte, la línea editorial del periódico (ver EL PAÍS, 21 de mayo de 1987) ha llegado a considerar que "trasladar la Concepción a Alcalá, si ese traslado significa una potenciación de los medios con que la fundación cuenta actualmente, no sería una mala noticia".

Areilza, cuestionado

En La memoria histórica, artículo de opinión publicado en EL PAÍS el pasado 10 de julio, firmado por José María de Areilza, el autor nos anticipaba en su primer párrafo: "Quise conocer más de cerca el teatro de la segunda batalla que se dio en nuestra historia para decidir la suerte del Bilbao sitiado por los carlistas", y una vez expuesta una serie de consideraciones históricas, el escritor afirmaba: "Después de la guerra franco-prusiana no hubo en el siglo XIX acontecimiento militar comparable en Europa".

El jubilado administrativo Armando López Carrasco, habitual rectificador sobre lo que se publica en este periódico, no está de acuerdo con lo que escribe José María de Areilza, y responde: "En 1877, aprovechando Rusia el momento de recobrar su influencia política perdida, declaró la guerra a Turquía. Rumanía facilitó el paso a los rusos, que penetraron en el Imperio otomano. La guerra fue larga y muy dura. El incidente principal fue la defensa de Plevna por los turcos, que duró cinco meses y donde los rusos tuvieron enormes cantidades de bajas. La toma de este punto decidió la guerra. El sultán tuvo que firmar el 31 de enero de 1878 un armisticio, y poco después la paz de San Estéfano (3 de marzo). Por cierto que ni Gran Bretaña ni Austria aceptaron las cláusulas de San Estéfano. Tuvo que apaciguar los ánimos Bismarck, que en el congreso de Berlín de 1878 fue el gran triunfador diplomático. Todos estos hechos, militarmente hablando, constituyeron para el Viejo Continente algo más importante que lo sucedido en España cuatro años antes. Y esto sin hablar de las repercusiones políticas, verdaderamente importantes".

El ombudsman se puso en contacto con José María de Areilza, quien agradeció a este lector sus opiniones discrepantes: "Es un juicio muy meritorio, y me parece interesante su punto de vista. De todas formas, no me parece oportuno polemizar. Mantengo el análisis de mi artículo, y considero que fue una contienda militarmente muy importante".

Entradas tipográficas

Desde Madrid escribe al defensor de los lectores Mario Moreno Melchor, y se lamenta de que en ocasiones, en la Redacción del periódico se desfiguran los textos de los colaboradores cuando, como en el caso de los artículos de la sección Temas de nuestra época, se adelanta un resumen del trabajo periodístico que muchas veces no responde al contenido del mismo.

Nos envía como ejemplo las 12 líneas de la entrada tipográfica que se hizo el pasado día 11 de julio al artículo de Jorge G. Castañeda titulado Los problemas de la paz en Centroamérica. Moreno Melchor reprende al anónimo autor de la entrada de dicho artículo: "En el sumario-resumen se hace esta afirmación: 'La debilidad militar y política de Estados Unidos en la zona le impide negociar otra cosa que no sea el abandono a su suerte de los contra nicaragüenses'. Esta frase, además de confusa, mal redactada e inexacta, no refleja ninguna tesis expuesta por el autor, ya que éste se refiere a la precariedad política y militar de Centroamérica, no de Estados Unidos. En el mismo sumario-resumen se dice: '... los países centroamericanos saben desde hace tiempo, aunque no se atrevan a decirlo públicamente, que Estados Unidos se opone a la idea misma de un arreglo que deje intacto el poder político sandinista en Nicaragua'. Jorge G. Castañeda no se refiere a los países centroamericanos, sino a los latinoamericanos de mayor peso, como -dice expresamente- México, Argentina y Venezuela, cuya opinión posee más peso en Washington".

La autoría de la cuestionada entrada se debe al redactor Francisco Gor, quien responde al lector: "Creo haber interpretado correctamente el pensamiento del autor al afirmar éste que son factores determinantes de la actual situación centroamericana 'la imposibilidad de las fuerzas políticas de la región afines a Estados Unidos de avanzar en el terreno militar, aunado a la creciente parálisis de la Administración de Reagan en materia de política exterior y el consiguiente temor de sus aliados locales a quedarse pronto sin padrino...'. En cuanto al segundo punto, efectivamente, el comunicante tiene razón en cuanto que no sólo los países centroamericanos saben que Estados Unidos se opone a la idea misma de un arreglo en la zona, sino también, en general, los países del Grupo de Contadora y los del llamado Grupo de Apoyo".

Vacaciones del defensor de los lectores. Durante los próximos domingos del mes de agosto no se publicará esta columna del ombudsman. Las cartas de los lectores que reflejen sus quejas o comentarios sobre los temas publicados en EL PAÍS serán recogidas en la secretaría durante estas semanas de vacaciones y contestadas en el periódico en el mes de septiembre.