El 'Gobierno paralelo' de North y Poindexter
El gobierno paralelo de North y Poindexter, el primero teledirigido por el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), William Casey, que vio una ocasión única de poner en práctica, sin control parlamentario, su doctrina de lucha anticomunista en todo el mundo, comenzó a funcionar una tarde de diciembre de 1985. Reagan había llamado a sus habitaciones privadas, en el primer piso de la Casa Blanca, a sus principales colaboradores.Allí estaban los ministros de Defensa, Exteriores, Justicia, el jefe de la agencia de espionaje, el consejero de Seguridad Nacional, Robert McFarlane y su aún segundo, John Poindexter. Reagan estaba obsesionado por la suerte de los rehenes norteamericanos en Líbano. McFarlane y Poindexter defendieron su plan de pagar un rescate a Joemini con una venta de armas, envuelto en una justificación de apertura estratégica a los moderados de Teherán.
"El presidente, como hace siempre", ha explicado Poindexter, "escuchó en silencio con las piernas apoyadas en un pequeño taburete". El secretario de Estado, George Shultz, y el jefe del Pentágono, Caspar Weinberger, se oponen firmemente a lo que consideran una locura. Pero el presidente, desoyendo el consejo de los profesionales, escucha a los hombres del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) y ordena que se dé ese paso y "no se deje piedra sin levantar" para traer a casa a los rehenes.
Se pone en marcha una operación que contará con la complicidad, o el silencio al menos, de altos cargos de la Administración. El CSN, en contra de la ley que lo creó, se convierte en una CIA paralela, en una agencia operativa ejecutando una doble operación encubierta. "En el mundo peligroso en que vivimos, la burocracia no se arriesga, y tuvimos que hacerlo", explicó el viernes Poindexter ante el Congreso.
A partir de entonces, han contado sus principales protagonistas, valía todo. Mentir al Congreso, al que se le ocultaba la información. "Queríamos evitar cualquier interferencia exterior". Poindexter envió a North a declarar ante un comité parlamentario con esta recomendación: "No mientas, pero sé evasivo y no cooperes". A su regreso, le felicitó con un "bien hecho".
Destruir documentos ("le dije a North", habla Poindexter, "que no pusiera nada por escrito sobre el desvío"), pero alguno se escapó. Engañar al ministro de Justicia. Poindexter no se fiaba totalmente de North y también ocultó información a la CIA y al Pentágono.
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