Horas mortales

Leo nuevamente hoy, viernes 3 de julio, el artículo de Francesc Boldú i Martínez sobre el futuro de la ética en la educación, aparecido en el suplemento de Educación de EL PAÍS del martes 23 de junio.Soy alumno del instituto de bachillerato Lope de Vega, de Madrid, donde curso primero de BUP (ya aprobado) y donde he soportado dos horas semanales de ética durante todo un curso. Dos horas completamente aburridas, basadas en copiar conceptos filosóficos para memorizarlos, hacer el examen y olvidarlos. Los pocos debates que se realizaron en esas dos horas semanales se pueden contar con los dedos de una mano. Fueron dos horas mortales en las que se llegó a decir (el profesor) que la eutanasia es mala porque atenta contra la vida humana y no hay discusión posible; el aborto (sin decirlo con claridad, para que no hubiese posibilidad de debate en clase) también es malo, y que no podemos hablar de la dictadura de Franco porque no tenemos lejanía histórica. Puede parecer que esta crítica se debe a mis bajas notas en Ética. Nada más irreal, ya que tengo notable de media.

Me parece que el tipo de clase que he recibido no es en absoluto una buena clase de ética. Me gustaría añadir que si en el primer trimestre (por la novedad) estaba entusiasmado, en el segundo sólo me preocupaba de no dejar pasar por alto ninguna afirmación del profesor que se pudiese discutir. Es decir, iba a clase con ánimo de pelearme verbalmente con el profesor. Finalmente, en el último trimestre no veía ni oía, sólo copiaba.

Hasta ahora yo creía (con mis dudas) que la orientación de las clases que dábamos estaba estipulada por el Ministerio de Educación y que no se podía cambiar. El artículo de Francesc Boldú,i Martínez es como cuando al ahogado le tiran un cabo...-