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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La pasión mezquina

Un perro pasea por la calle. Unos niños que juegan a la pelota ven pasar al animal. Lo cogen y lé ponen en la cabeza dos cuernos de plástico. Después se quitan las camisetas y empiezan a torearlo. Uno de ellos saca una navaja oxidada del bolsillo de sus jeans y la clava en el lomo del animal mientras otros dos suben a buscar las tijeras de sus mamás. También se las clavan. El perro se defiende como puede, chorreando sangre por doquier y con grandes resoplidos de dolor. Los niños ríen alborozados mientras sus padres y el resto del vecindario aplauden desde las ventanas. Ahora uno de los chicos se sitúa delante del perro y de varios martillazos destroza completamente la cabeza del animal. Es el no va más. Hay un flamear de pañuelos y un grito enfervorizado que cruza los claros del cielo: "¡To-re-ro!, ito-re-ro!".Lo que queda del perro lo introducen dentro de una bolsa de plástico negra y luego lo tiran al cubo de la basura. Fin de la faena y aclamación general.

La fiesta nacional se ha generalizado en todo el país, y a falta de toros se empieza a utilizar todo tipo de animales. Incapaces de poner en práctica la ternura, los humanos arremeten contra todo bicho viviente. Faltos de pasión creativa y entusiasmo interior, los ciudadanos expresan con virulencia sus frustraciones interiores. Pero esta noche los animales se han reunido a la luz de la luna y han dialogado hasta el amanecer. Han pactado alejarse del aminial que más los fustiga y tortura. En una decisión que rebasa todo lo imaginable, se agrupan en manadas y, lentamente, pausadamente, se dirigen al mar. Se sumergen bajo las aguas y desaparecen para siempre, en total silencio. Al día siguiente, encolerizados, los padres torean a sus hijos y las madres los matan a palos.-

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