Ana, para los andaluces
Pues, señor, lo que ocurre en este país no pasa en ninguna parte. Esperpéntico. Resulta que un hijo mío quiere estudiar una carrera que no se imparte en la universidad de Extremadura y sí en la de Sevilla. Bien. Solicito plaza para que ingrese en la Residencia, Juvenil de la Junta de Andalucía, y después de comunicarme por escrito que me dirija nuevamente cuando se publique la convocatoria, que será en la segunda quincena de junio, me dicen por teléfono (24 de junio de 1987, a las nueve, de la mañana) que "es condición indispensable ser andaluz para solicitar una plaza". Demencial.Que la Junta de Andalucía dé prioridad a los estudiantes andaluces me parece lógico; que se excluya a cualquier otro por el hecho de no serlo, me parece aberrante. Meter a la cultura en cajoncitos, léase autonomías, nacionalidades o como les quieran llamar, en lugar de promover una mayor fluidez entre la variada y rica cultura de los distintos pueblos de España es, cuando menos, tribal. Por desgracia, en este rompecabezas nacional, una de las últimas tribus, fuera chovinismos, es la extremeña-
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