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Demasiados novios para Milán

La capital de Lombardía, resumen de las contradicciones de la sociedad italiana

Todas las contradicciones de la sociedad italiana afloran en Milán, la segunda ciudad del país (1,6 millones de habitantes), centro del mundo industrial y financiero -se la conoce como la capital de la nueva Italia-, pero en donde la hegemonía de la izquierda, en especial comunista, perdura desde hace muchos años. La capital de la Lombardía es pieza muy codiciada de todas las fuerzas políticas. Nada menos que cinco líderes de partido -Bettino Craxi, socialista; Alessando Natta, comunista; Giovanni Spadolini, republicano; Franco Nicolazzi, socialdemócrata, y Mario Capanna, demoproletario- se presentan como cabezas de lista en las elecciones legislativas del domingo y lunes próximos.

ENVIADO ESPECIAL, Además de la presencia de estos cinco primeros espadas, Milán ha sobresalido en la campaña electoral que hoy concluye por la incorporación en las listas del Partido Comunista (PCI), como independientes de izquierda, de los socialistas Antonio Giolitti, ex comisario de la Comunidad Europea (CE), Giorgio Strehler, director del Píccolo Teatro milanés, y el abogado, profesor universitario y asesor financiero Guido Rossi. De todos se ha dicho que el PCI los enviará al Parlamento como caballos de Troya. Ellos replican que son completamente independientes y que su elección es fruto de una reflexión personal."Yo no busco otro fin que el de luchar por una alternativa de izquierdas", declara a este diario Giolitti, que fue comisario italiano en Bruselas hasta la segunda mitad de los setenta y cuyo prestigio internacional nadie discute en Italia.

Giolitti abandonó el Partido Socialista (PSI) hace cinco años y opina que, desde que Bettino Craxi lo dirige, no existe un auténtico debate interno. "Tiene un carácter autoritario", declara cuando se le pide una opinión sobre el controvertido líder del PSI.

"El pantapartido ha fracasado. No ha hecho reformas y todos sus integrantes, incluido el PSI, han llevado a cabo una política conservadora", manifiesta por su parte Guido Rossi., conocido en Milán le llaman el Robespierre de la izquierda".

Él estalla en una carcajada, mientras habla con EL PAÍS en la biblioteca de su estudio y recuerda: "Por esta oficina pasan a consultarme los empresarios más importantes de Italia". El pasado año ganó más de dos millones de dólares sóloen su tarea de asesoría. "Sí, debo reconocer que soy un abogado de éxito y que mi candidatura ha causado algo de estupor, pero yo siempre he sido una persona de izquierdas", afirma.

Tiene 56 años. Se ha educado en Harvard, Oxford y en la London School of Economics y desde 1979 a 1981 fue el presidente de la Consob, el órgano estatal de control y vigilancia de la Bolsa en Italia. "Agnelli no es el diablo y el PCI lo sabe", declara Rossi cuando explica que las ideologías están hoy en día algo superadas. "La doctrina marxista es menos dogmática que antes. En su programa, el partido comunista no habla de nacionalizaciones. Se puede decir que lo que pretende es hacer una política keynesiana reformista".

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