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UNA OCUPACIÓN INTERMINABLE

Israel, el país de la teocratización creciente

Los palestinos, 20 años bajo régimen militar

En los 39 años de, la existencia de¡ Estado de Israel, 20 han sido años de ocupación, de la dominación de otro pueblo, el palestino, privado de los derechos democráticos elementales y sometido permanentemente al arbitrio de un régimen militar. Es el régimen de ocupación más largo en la historia moderna. ¿De qué forma la sociedad israelí -la mayor parte de cuyos ciudadanos de 10 a 25 años sólo han conocido esta anomalía- se ha visto afectada por esta ocupación interminable?

En lugar de plantear públicamente esta pregunta, las autoridades israelíes han preferido celebrar el 202 aniversario de la reunificación de Jerusalén, ciudad de la paz en la que sólo la habilidad para el compromiso y el espíritu de tolerancia del alcalde, Teddy Kolleck, han impedido que se transformase en ciudad de la violencia y de la guerra civil, enfrentando a los 350.000 israelíes a 120.000 palestinos.Los especialistas en demografía, como el profesor Arnon Sofer, dan la alarma y prevén el "fin del Estado judío" si los dirigentes israelíes no se deshacen de Cisjordania y Gaza, donde la población palestina ya ha superado los 1,5 millones de habitantes. Citando cifras de la Oficina Central de Estadística, el profesor Sofer comprobó que, en el año 2000, 4,3 millones de judíos israelíes se encontrarán frente a 3,7 millones de palestinos dentro de las actuales fronteras del país. Es decir, que por cada 55 judíos habrá 44 árabes palestinos. Y esto en la mejor de las hipótesis, o sea, la de una inmigración anual media de 10.000 judíos. Ahora bien, por el momento, y desde hace tres años, son más los judíos que salen de Israel que los que llegan.

Según el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Simón Peres, "tendremos entonces que optar entre un Estado judío que dejaría de ser democrático y en el que sólo un régimen de apartheid podría mantener a la larga la hegemonía política de la población judía, y la posibilidad de un Estado democrático que sería binacional y dominado por una mayoría árabe". En resumen, si Israel quiere conservar los terrenos ocupados y eventualmente anexionarlos, sus dirigentes realizarán, en definitiva, el ideal de Yasir Arafat: un Estado democrático en el que la mayoría palestina dicta la ley.

Fuera del espectro demográfico que hipoteca el porvenir del Estado hebreo en sus actuales fronteras, la ocupación ha debilitado gravemente la sociedad israelí, afirma Israel Keysar, secretario general de la federación sindical (Histadrut). "El acceso a una mano de obra barata y abundante suministrada por los territorios ocupados (más de 90.000

Israel, el país de la teocratización creciente

palestinos trabajan en Israel) impide la modernización del equipo industrial y agrícola del país". Cuando se puede contratar a obreros agrícolas e industriales a precios que no tienen competencia posible, ¿para qué se va a gastar dinero invirtiéndolo en máquinas?", agrega Keyssar.Otra consecuencia de los 20 años de ocupación ha sido la teocratización gradual del país. Desole Golda Meir a Isaac Shamir, los textos bíblicos en que se hablaba de la tierra prometida por el Todopoderoso a su pueblo -el pueblo elegido, los hijos de Israel- han sido y están siendo todavía utilizados para justificar el rechazo a abandonar la Judea y Samaria bíblicas, es decir, la Cisjordania ocupada.

El movimiento religioso nacionalista Gush Emunim, punta de lanza de la colonización judía de Gaza y Cisjordania, nació y ha prosperado sobre este caldo de cultivo. Además, los rabinos y las sectas hasídicas han adquirido una autoridad sin precedentes, a consecuencia de la cual la sociedad israelí, esencialmente laica en su vida cotidiana, está sometida de forma creciente a presiones teocráticas.

Resonancias mesiánicas

En un clima semejante, los objetivos políticos de anexión de Cisjordania y Gaza adquieren resonancias mesiánicas, y los rabinos del Gush Emunim, cercanos a la coalición de Isaac Shamir, el Likud, oponen al movimiento nacido bajo el eslogan paz ahora, la consigna el Mesías ahora.

A los que se preguntan sobre los penosos problemas afrontados por los israelíes en los territorios ocupados, (atentados, reivindicaciones nacionalistas, manifestaciones violentas,) los rabinos responden: "¿Qué son 20 años frente a la eternidad?".

Fórmulas que eran desconocidas en el Israel anterior a 1967 -un Israel en el que predominaban los ideales socialistas pioneros- nacen ahora y adquieren carta de ciudadanía, incluso entre los sectores políticos que no tienen convicciones religiosas. El retomo del pueblo de Israel a la tierira prometida por el Padre Eterno es una expresión de la voluntad divina para toda la eternidad: Jerusalén reunificada, capital eterna de Israel...

De ahí deriva otro elemento: el culto al mantenimiento de la situiación establecida que profesan los Gobiernos israelíes desde 1967 y que conforma una visión deformada del tiempo. Cuando uno se encierra en una concepción mesiánica, el tiempo no representa su papel o sólo lo hace en favor de Israel, el pueblo de Dios. "No nos apresuremos; somos fuertes y el tiempo juega a nuestro favor", decía Moshe Dayan. Esta concepción estalló corrio una pompa de jabón durante la ofensiva sirio-egipcia de 1973, pero Shamir utiliza hoy el mismo lenguaje contra el líder laborista Simón Peres cuando éste insiste en la urgencia de reactivar el proceso de paz mediante una conferencia internacional. Shamir dice y repite: "Tenemos tiempo suficiente para esperar".

Pero, como advierte el profesor de Filosofía Y. Yuval, el tiempo es un concepto subjetivo que puede jugar también en contra si no se atienden las realidades objetivas. "Si se une el mantenimiento ciego del status quo al ascenso del integrismo musulmán se obtiene una situación de peligro potencial para Israel".

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