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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Subhumanos

Encerrados en sus laboratorios los científicos manipulan las virutas del alma en busca del eslabón perdido, juegan al ajedrez de la información genética sobre un tablero de ADN con álfiles de ácidos ignotos y peones de células misteriosas. Ya hay niños nacidos detrás del cristal de una probeta y clones de ranas que no necesitan espejos para encontrarse a sí mismas en una charca esterilizada.Las bacterias afilan sus emponzoñados dientes dentro de una minúscula bomba que puede convertir el planeta en un espacio yermo donde virus y microbios varios se emborrachen con lluvias radiactivas. La alucinada trama de una novela de ciencia ficción es papel corriente en los informes top secret que muchos gobernantes de grandes potencias reciben puntualmente en sus despachos.

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El penúltimo capítulo de esa novela nos sugiere la posibilidad de que Tarzán y Chita hubiesen podido engendrar un subhumano en las profundidades tórridas de la selva.

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Y, aparentemente, puede existir el proyecto de crear esta subespecie con fines de lo más pintorescos: desde empleados de la limpieza de generadores atómicos hasta donantes inevitables de todos sus órganos como si se tratase de unos grandes almacenes de plasma, epitelio y hemoglobina.

¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Por qué rizar el rizo de la ontogenia y arriesgarse al horror vaticano? ¿Cuál es el sentido de esta búsqueda si los subhumanos ya existen entre nosotros y, en algunos países, podemos encontrarlos tomando una copa en el mismo bar o pidiendo una barra de pan una soleada mañana de primavera en la panadería del barrio?

En Argentina hay cientos de subhumanos que no nacieron del vientre de un chimpancé y que metían ratas en las vaginas y cortaban con sierras eléctricas los miembros de la gente. Cientos de subhumanos que, con obediencia de muerte y no debida, llevaron a cabo una implacable tarea de destrucción y horror que absolutamente nadie debería olvidar mientras viva y tenga el corazón en su sitio.

En Lyon hay otro subhumano que lleva sobre sus hombros los alaridos de miles de humanos que forman parte de la conciencia colectiva de (al menos) una parte de la humanidad. Estos y otros fabricantes del terror son los auténticos subhumanos que viven en este planeta, ellos son los de generados de la especie, los productos de un laboratorio fantasmal donde se siguen planificando las estrategias de la destrucción.-

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