Los enrevesados caminos de la paz
En la noche del pasado martes, miles de musulmanes escrutaban el cielo en Amman. Buscaban la más mínima señal de la aparición de la luna de Shauwal, que marca el fin del riguroso mes de Ramadán y el comienzo de la fiesta de Eit al Fitr. "Con la misma intensidad buscan los dirigentes jordanos algún indicio esperanzador de una próxima celebración de la conferencia internacional de paz para Oriente Próximo", dijo una periodista de origen libanés que trabaja en Amman. "Pero en estas últimas semanas", añadió, "el escepticismo empieza a hacer mella en sus espíritus".
En lo que va de año, el rey Hussein ha conseguido importantes apoyos para una idea que le permitiría negociar con Israel bajo el paraguas de las Naciones Unidas. Entre los más importantes, el de la Comunidad Europea y el ministro israelí de Exteriores, Simón Peres. En Amman se cree, no obstante, que apenas quedan seis o siete meses para concretar el proyecto. El próximo será un año en blanco para el proceso de paz en Oriente Próximo, dado que Estados Unidos estará sumergido en la campaña de las elecciones presidenciales. "Las cosas van mal. Peres no ha conseguido apoyo mayoritario en Israel para la conferencia. Hasta puede dudarse de que patrocine la idea por meros motivos de política interior para recuperar el puesto de primer ministro como el candidato de la paz", dijo la periodista. "En cuanto al secretario de Esta do norteamericano, Shultz, está claro que no le entusiasma complicarse con temas orientales. Está escarmentado por el fracaso de su experiencia pacificadora en Líbano y el Irangate".
"No, el rey no piensa ir por el momento a Washington", dicen en el palacio real. Desde que se descubrió que Estados Unidos había vendido en secreto armas a Irán, Hussein repite que "la credibilidad de la Admjnistración Reagan en el mundo árabe es casi nula".
Jordania apuesta por Irak en la guerra del golfo Pérsico. El agravio del Irangate es mayor aún si se recuerda que la Administración norteamericana ha sido incapaz de vencer la oposición del Congreso a que le sean vendidas al reino hachemí las armas que precisa.
Entrevistas secretas
Las recientes informaciones israelíes según las cuáles Hussein y Peres se entrevistaron personalmente en Londres han sentado como un tiro en Jordania. El desmentido de los círculos oficialeá es rotundo e indignado, pero en los medios periodísticos y diplomáticos bastantes creen que ese encuentro tuvo lugar. Incluso, añaden algunos, ha habido otros anteriores.
Desde tiempos de Abdalá, Jordania ha estado dispuesta a llegar a un modus vivendi con el pueblo y el Estado recién llegados a Oriente Próximo. El abuelo de Huslein fue asesinado, precisamente, por un sastre palestino que le reprochaba esa voluntad de entendimiento y, sobre todo, las entrevistas secretas que había sostenido con Golda Meier.
Taher al Masri, ministro jordano de Exteriores, confirma sin rubor que hay un permanente diálogo jordano-israelí, a través de los norteamericanos, en especial de Watt Claverius, el hombre que va de El Cairo a Amman y a Jerusalén. Y aunque los dos países estén en teórico estado de guerra, miles de personas pasan diariamente de una ribera a otra del río Jordán.
En ocasiones, Amman y Jerusalén llegan a acuerdos concretos sobre los cerca de 1.300.000 palestinos que viven en los territorios ocupados por Israel desde hace dos décadas. El pasado otoño, Israel nombré tres alcaldes árabes para las localidades cisjordanas de Hebrón, Ramalá y El Bireh, con la aprobación del reino hachemí. Hacía tres meses que el alcalde de Nablus, Safer al Masri, había sido asesinado por colaboracionista.
Pero pasar de estos escarceos a admitir que Hussein ha visto a Peres media un trecho que el soberano no puede franquear si no quiere granjearse la hostilidad de los palestinos y de muchos de los regímenes árabes.
En otros aspectos, la política exterior jordana está asimismo estancada, pese al incesante movimiento del monarca. El plan quinquenal de desarollo para los territorios ocupados no encuentra quien aporte los 1.000 millones de dólares necesarios. La CE ha optado por ayudar directamente a los habitantes de Cisjordania y Gaza a través de organizaciones humanitarias. Los países árabes del Golfo siguen prefiriendo que el dinero pase por la Organización de Liberación de Palestina (OLP).
Hussein afirma que ese plan no pretende sustituir la hegemonía de la OLP y su líder Yasir Arafat en Cisjordania y Gaza, sino sólo mejorar la calidad de vida de sus habitantes e impedir que continúen emigrando hacia el reino hachemí. Desde la guerra de 1967, 274.000 palestinos más se han instalado definitiva mente en Jordania.
Tampoco han mejorado las relaciones con la OLP. Peor aún, en el reciente Consejo Nacional Palestíno, celebrado el pasado abril en Argel, la resistencia se ha reunificado en torno a posiciones radicales que optan por la lucha armada para conseguir un Estado palestino independiente. Eso aleja un poco más el hipotético proceso de paz, que, según los jordanos, sólo será posible el día que la OLP acepte la existencia de Israel.
Jordania, entre tanto, sigue haciendo camino. Los últimos incidentes graves de orden público se remontan a mayo de 1986.
Incluso hasta el integrismo religioso, cáncer de tantos países árabes, es poco amenazador aquí. Los Hermanos Musulmanes tienen nueve de los 60 diputados del Parlamento jordano, pero sus relaciones con el Gobierno no son explosivas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.