Un joven de la RFA burla la vigilancia y aterriza con una avioneta en la plaza Roja de Moscú
AGENCIAS Mathias Rust, un joven alemán occidental de 19 años, burló los soristicados sistemas de defensa aérea soviéticos al aterrizar a media tarde del jueves, ante la atónita mirada de varios transeúntes, en la plaza de Roja de Moscú, frente a las murallas del Kremlin, con una avioneta bimotor alquilada, después de un vuelo de 900 kilómetros que había iniciado horas antes en el aeropuerto de Malmi, cercano a Helsinki, capital de Finlandia. Las autoriadaes soviiéticas detuvieron al piloto, acusándole de "violar el espacio aéreo soviético".
El nombre de Mathias Rust pasará sin duda a la historia por ser la primera persona en el mundo que logra posar un avioneta en la plaza Roja moscovita, a escasa distancia del Kremlin, el corazón del poder político soviético, punto final de un periplo que inició el pasado día 13 en el Aeroclub de Hamburgo (RFA), donde alquiló una avioneta para un viaje de tres semanas. De allí se dirigió al norte, haciendo escalas en las británicas islas Shetland e Islandia. En su ruta de regreso, Rust, a quien sus padres definen como un joven callado de conducta irreprochable, voló hasta Bergen, en la costa noruega, y luego a Helsinki, donde por algún motivo no aclarado decidió emprender la aventura de poner rumbo a la URSS, desafiando la vigilancia aérea fronteriza y corriendo el peligro de que su aparato fuera abatido por los sistemas de defensa soviéticos.
El aterrizaje se produjo, según varios testigos occidentales, a las seis de la tarde del jueves. Sin embargo, las autoridades soviéticas no comunicaron oficialmente el suceso hasta casi 24 horas después. El Cessna 172 B, cuatro plazas, de color blanco y una franja azul, con una pequeña bandera de la RFA, asomó por la zona sur de la plaza y tras sobrevolarla tres veces se posó sobre ella, en una pendiente empedrada entre la catedral de San Basilio y el río Moscú.
Rust saludó desde la cabina del aparato, descendió sonriente, vestido con un mono rojo, y firmó autógrafos a varios curiosos que pensaban que la escena formaba parte del rodaje de un filme.
Una británica que se encontraba en la plaza contó que un policía se acercó con gesto tranquilo y no procedió a la detención de Rust, hecho que se produjo poco después en medio de un gran despliegue policial.
El avión permaneció un tiempo en la plaza. El acceso al lugar les fue impedido a algunos corresponsales extranjeros, hasta que en la madrugada de ayer fue retirado por un camión.
Traslado a la comisaría
Fuentes soviéticas informaron que el joven alemán fue trasladado a una comisaría donde funcionarios de la seguridad y del Ejército procedieron a interrogarle para aclarar cómo logró evadir los sistemas de defensa y aterrizar con una avioneta ligera en plena plaza Roja.
La agencia oficial de noticias Tass informó ayer que la URSS ha acusado al ciudadano de la RFA de "violar el espacio aéreo soviético" en una zona próxima a la ciudad estoniana de KokhtlaYarve, 200 kilómetros al oeste de Leningrado, en el Golfo de Finlandia. Tass señaló que la avioneta aterrizó en Moscú, sin mencionar la plaza Roja, y agregó que el vuelo no fue "detenido".
Mathias Rust tenía en su haber sólo 40 horas de vuelo y el año pasado obtuvo su licencia de vuelo, según informó el Aeroclub de Hamburgo. El joven, un operador de computadoras que abandonó su profesión para dedicarse de lleno a la aviación, salió de Hamburgo el pasado día 13 con el deseo de acumular horas de vuelo. Su madre declaró ayer que Mathias había llamado a casa antes de cada una de las etapas del viaje y que lo hizo por última vez el martes desde Helsinki diciendo que la siguiente escala sería Estocolmo.
"Es un muchacho callado, de carácter maravilloso y con una pasión por volar" afirmó Monika Rust, quien descartó que hubiera motivos políticos en la aventura.
Un portavoz del aeropuerto de Helsinki manifestó que el piloto disponía, posiblemente, de buenos conocimientos aéreos sobre vuelos a baja altura, pues de lo contrario hubiera sido detectado por los radar soviéticos, y rechazó que Rust se hubiera podido equivocar y penetrar involuntariamente el espacio aéreo soviético.
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