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Rusófilos y antisemitas bailan al ritmo de la 'perestroika'

Pilar Bonet

Un combativo grupo llamado Pamiat (Memoria), que se define a sí mismo como una "organización patriótica", aparece en la actualidad como una de las fuerzas espontáneas más activas al calor de la tolerancia oficial. El grupo, que surgió a principios de los ochenta en el Ministerio de Aviación Civil de la URSS, según el semanario, Ogoniok, se dedicaba en principio a restaurar monumentos históricos de forma voluntaria, y como tal llegó a reunir a miles de seguidores.

De forma insólitamente eficaz, Pamiat organizó el pasado 6 de mayo en Moscú una manifestación de 400 personas, según los datos publicados por la Prensa soviética, que fue recibida por el jefe del comité del partido de la capital, el miembro suplente del Politburó Boris Eltzin. Entre las pancartas que portaban los manifestantes figuraban eslóganes como "¡Abajo los saboteadores de la perestroika!" y "¡Acabar con los trabajos de la colina de Poklonaia!". Este último llamamiento se refiere al cerro desde donde en 1812 Napoleón esperó en vano que le entregaran las llaves del Krenilin.Más de siglo y medio después de la invasión francesa, la colina de marras tiene una importancia extraordinaria en la discusión política de la capital, pues ha sido el elemento cristalizador de un movimiento ecologista y restaurador de monumentos históricos bajo el que se refugian corrientes de muy diverso signo, desde antisemitas empedernidos a antiestalinistas y simples verdes.

El caso es que la colina fue destruida para construir un monumento a la victoria sobre el nazismo. Posteriormente, las obras de este monumento pomposo y triunfalista se pararon tras la intervención dtl congreso de la Unión de Escritores de la URSS en 1986. Hoy hay todo tipo de teorías sobre lo que debe hacerse con el lugar, y polémicas semejantes se han hecho extensivas a otros monumentos históricos destruidos por el fervor revolucionario de los años treinta, que pretendía eliminar lo viejo y sustituirlo por nuevos símbolos. La iglesia del Cristo Salvador (hoy la piscina Lenin) y la torre de Sujarev (hoy un trozo de la calzada del anillo de circunvalación) son dos notables ejemplos.

Orientación neofascista

Pamiat culpa de estas destrucciones a judíos y masones confabulados, según esta lógica, contra la cultura rusa y contra los sagrados valores ortodoxos. Medios intelectuales moscovitas ven el fenómeno de Pamiat con inquietud y opinan que el grupo tiene una clara orientación neofascista. "Atrae a los viejos estalinistas y a todos los insatisfechos ante la política de Gorbachov que intentan apropiarse del concepto de perestroika por la derecha", afirma un joven sociólogo.Como los metalistas (los partidarios del heavy metal) y los liuberi jóvenes fascistoides de barriada), Pamiat es una asociación no formal, tal como se denomina a las iniciativas de base que se des tapan al calor de la perestroika En su encuentro con los activistas de Pamiat, Boris Eltzin contempló la posibilidad de que el grupo fuera legalizado. Pero Pamiat ha sido duramente atacado y la liberación en el arte y exhorpor el periódico del Komsomoltó a la salvación del realismo (la organización juvenil del parti- ruso de los fenómenos ajenos a él.do), Komsomolskaia Pravda. Éste acusaba a Pamiat de antisemitismo, misticismo, clericalismo y propagación de un concepto su¡ géneris del leninisno. "Cualquier fenómeno tiene sus organizadores, sus agitadores, sus ideólogos y sus artistas", señalaba el periódico, según el cual el comité del partido de un disirito de Moscú se había visto obligado por alguna causa a facilitar un local a la organización. Komsomolskaia Pravda no daba más detalles, pero Eltzin y el Konisornol han tenido algunos roces entre sí.

Edificios ortodoxos rusos

Pamiat reivindica la historia de antes de la revolución bolchevique y está a favor de restaurar los edificios ortodoxos rusos (iglesias y locales religiosos) más por su carácter sagrado que por su carácter artístico.El grupo no considera casual que uno de los grandes responsables de la destrucción de iglesias en la URSS fuera Lazar Kaganovich, un arquitecto de origen hebreo que estuvo a cargo de la planificación urbana en tiempos de Stalin.

Los rusófilos antisemitas y antimasones creen advertir huellas de la conspiración enmascaradas en las cosas más diversas. Así, el entierro de bolcheviques ilustres de origen judío en los muros del Kremlin obedecería al propósito de convertir la antigua muralla rusa en el muro de las lamentaciones. Igualmente, sería significativo que el semanario Ogoniok haya quitado la orden de Lenin de su portada. Por cierto, que Ogoniok y Novedades de Moscú, las revistas experimentales de la perestroika, son objeto de las iras de Pamiat. Un portavoz de Novedades de Moscú confirmó que un miembro del grupo se había introducido en la redacción de árabe de la revista (que se ¡mprime en cinco idiomas) y había explicado allí el encuentro mantenido por Eltzin, quien había apoyado la idea de restaurar los monumentos antiguos, pero se había distanciado de la línea de intolerancia y antisionismo de Pamiat.

Los imperialistas y los sionistas están infiltrando agentes en Rusia para extender la burocracia, según D. Vasilev, uno de los dirigentes de Pamiat.

Las actuaciones de Pamiat son un ejemplo de las fuerzas de oposición a una apertura democratizadora del país existentes a pocas semanas de un pleno que someterá a debate el sistema económico heredado de Stalin.

Otro ejemplo de oposición al cambio vino dado la semana pasada por el pleno de la Unión de Artistas de la República Federativa Rusa, que tiene también vinculaciones con Pamiat. Su presidente, Valentín Sidorov, atacó la pluralidad de tendencias y la liberación en el arte y exhortó a la salvación del realismo ruso de los fenómenos ajenos a él.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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