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Moscú quiere aplicar en la Unesco el nuevo espíritu de Gorbachov

Lluís Bassets

El embajador de la Unión Soviética en la Unesco, Yuri M. Khiltchevski, sorprendió el pasado viernes al comité ejecutivo de la agencia de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura. En su intervención en el debate sobre el presupuesto para los dos próximos años, Khiltchevski criticó la burocratización de la Unesco, la ineficacia de muchos programas y los costes excesivos de personal, "en el espíritu de reestructuración, de democratización y de transparencia aplicadas en la Unión Soviética". El embajador soviético quiere, pues, que la famosa perestroika salga de las fronteras de los países socialistas y se extienda a los organismos internacionales.El embajador soviético criticó la excesiva dispersión de los programas de la Unesco, el crecimiento de los altos cargos ("un ejército original, con muchos generales y pocos soldados", dijo), los excesivos gastos de viajes y dietas, el carácter de muchas actividades, cuyo interés no trasciende fuera de los muros de la propia sede de la organización, o el acento excesivo que recibe la cuestión femenina. "La Unesco no ha sido creada y funciona para servir al personal", dijo, sino que "es el personal el que ha sido contratado para asegurar el funcionamiento de la Unesco".

Con esta toma de posición, la Unión Soviética se alinea prácticamente con los países industrializados, frente a las naciones en desarrollo, en la exigencia de una mayor austeridad económica y una mejor gestión, con el objetivo, para el momento de la elección del nuevo director general, en septiembre, de la recuperación de la universalidad , es decir, el regreso de EE UU y Gran Bretaña. "Contamos con la comprensión del director general [Amadou M'Bowl sobre la difícil situación en que se encuentran los países, principalmente los grandes contribuyentes al presupuesto de la Unesco", agregó.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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