Gorbachov pone a prueba sus intenciones políticas con su viaje a Rumanía a partir de mañana
El líder soviético, Mijail Gorbachov, somete a una dura prueba sus intenciones políticas en el viaje que emprenderá mañana a Rumanía, el país del bloque socialista más refractario a los cambios en su sistema autocrático, cortado a la medida del presidente Nicolae Ceaucescu y de su familia. De acuerdo con las biografías occidentales del dirigente soviético, ésta es la primera visita que Gorbachov realiza a Rumanía, y, aunque no hay que excluir sorpresas, es en todo caso la primera que realiza como máximo dirigente de la URSS, un puesto al que llegó en marzo de 1985.
Ceaucescu, que subió el poder en 1965, se ha entrevistado con Gorbachov en varias ocasiones, tanto en Moscú como en otras ciudades de Europa del Este. El líder rumano fue en su día el enfant terrible del Pacto de Varsovia, en cuyas maniobras se negaba a participar y cuyos ejercicios militares no quería ver en su territorio. Ceaucescu irritaba entonces a Moscú con sus declaraciones independientes en política internacional: condenó la invasión de Checoslovaquia en 1968, mantuvo relaciones con China cuando Moscú enfriaba las suyas y continuó las relaciones diplomáticas con Israel cuando la URSS decidió interrumpirlas. En 1983 pidió a la URSS que no instalase cohetes de alcance medio en Europa como respuesta a los cohetes de la OTAN.Hoy, sin embargo, la imagen de relativa autonomía rumana en política exterior ha quedado neutralizada por las propuestas y la política de Mijail Gorbachov, que superan ampliamente lo que en el pasado se consideraba como los atrevimientos de Ceaucescu. Hoy hace sonreír el recordar que Andrei Gromiko, por entonces ministro de Asuntos Exteriores, trataba de convencer a Ceaucescu en enero de 1984 -pocos días antes de la muerte de Andropov- para que reconsiderara su positiva respuesta a la opción cero.
Si en cuestiones de desarme Ceaucescu ha quedado superado por Gorbachov, las relaciones mantenidas por Rumanía con Israel dan a aquel país un papel privilegiado dentro del bloque socialista, donde ningún otro Estado mantiene relaciones diplomáticas plenas, a nivel de embajadores, con el Estado judío.
Carácter 'jesuítico'
Medios periodísticos soviéticos algo incomodados por la visita de Gorbachov a Rumanía y prestos a aplicar en privado desdeñosos calificativos a Ceaucescu, consideran que el viaje del líder de la URSS puede considerarse jesuítico, refiriéndose así a lo difícil que resulta interpretar los móviles del mismo.Entre las hipótesis interpretativas figura la posibilidad de que Rumanía pudiera encauzar una potencial emigración judía masiva de la URSS hacia Israel, teniendo en cuenta las relaciones diplomáticas que mantiene con Tel Aviv. La canalización de tal emigración vía Rumanía evitaría las fugas hacia Occidente y otros destinos que se producen cuando los emigrantes viajan vía Viena y otras rutas. Bucarest, por otra parte, podría desempeñar un papel especial en la búsqueda de una solución para el conflicto de Oriente Próximo y permitirse un margen de maniobra mayor que la URSS.
Gorbachov podría haber elegido Bucarest para precisar sus propuestas de desarme. No obstante, Berlín oriental, donde el líder se reunirá el 28 de mayo con otros dirigentes del Pacto de Varsovia, parece un mejor foro para ello. Otra posibilidad es que Gorbachov vaya a llevar personalmente a Ceaucescu el mensaje de la perestroika y el cambio.
Cuando el pasado enero Ceaucescu celebró su 69 cumpleaños, pronunció un discurso rechazando la introducción del mercado y la libre empresa en el socialismo. El dirigente se ha manifestado también en contra de la "imitación mecánica y dogmática del ejemplo práctico de un sitio y otro". Mientras analistas occidentales opinan que Ceaucescu se niega a aceptar lecciones de Moscú, hay quien cree que Gorbachov ha decidido dárselas.
"Claro que hay problemas insolubles cuando un pequeño país trata de satisfacer de forma independiente todas sus necesidades liberalmente", afirmaba el diario Sozialistisheskaia Industria en un reciente artículo dedicado a Rumanía. Si la Prensa de este país se muestra reacia a recoger los cambios que ocurren en la URSS, la Prensa soviética ha comenzado tímidamente a tratar a Rumanía de una forma más realista, y así el semanario Nedelia constataba el mal funcionamiento del transporte, el austero régimen económico en que vive el país, las restricciones energéticas, la falta de luz, los turnos de tráfico y las dificultades de abstecimiento.
En política interna, Ceaucescu ha mantenido un férreo control sobre el país y sigue administrándolo de forma policial cuando la URSS ha decidido dar un respiro a sus disidentes. Observadores en Moscú opinan que sin el visto bueno de Moscú Hungría se hubiera atrevido difícilmente a plantear el problema de las minorías húngaras en Rumanía en la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa de Viena.
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