Mi banda y yo

Patricia Lai salió una hora más tarde de lo fijado quizá por interés comercial de la sala. Acompañada de un guitarrista de buenas maneras-y estilo refinado y un teclista tecno que programaba la percusión, esta cantante francesa interpretó un repertorio algo monótono de canciones rítmicas -de tecnopop con guitarra dura y de baladas bien -elaboradas con arreglos brillantes. La voz engolada de Lai, con esos susurros y declamaciones pasionales, entronca con la canción gala tradicional. Alguna melodía y las armonías de temas como Dans la montagne bleu pueden sorprender, sobre todo por su gran técnica de interpretación.Mercedes Ferrer y los tres músicos excepcionales ayudantes han tocado juntos desde hace más de dos años. Su coordinación perfecta ha significado un mayor embellecimiento y precisión de temas que todavía no han cuajado en la gran audiencia. Mercedes Ferrer es la eterna esperanza que no acaba de arrancar. Ha trabajado más su voz, tan original, y ha pulido su estilo más que reconocible. Su música es atractiva y algo dura de oír.

Ferrer y su banda presentaron cuatro temas nuevos entre algunas canciones predilectas de su único álbum, incordiados por acoples de sonido. Lubec, una de las nuevas, persigue la línea de ritmos inquietantes con una voz siempre solitaria y únicamente reverberada que provoca obsesión con sus juegos. Sucede lo mismo con otro de los estrenos, 1843. Después, el cuarteto ofreció El arte de andar, bella composición, que según su autora "es mucho más tranqui". Lo será en apariencia, porque en la instrumentación de fondo no de a de ser siniestra y tensa.