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RELIGIÓN

El teólogo Hans Kung, insiste en Florencia en que los seglares puedan presidir la eucaristía

Juan Arias

El teólogo suizo-alemán Hans Kung se dirigió ayer a los representantes de las comunidades católicas de base italianas reunidas en el Palazzo Vecchio de Florencia y abogó porque la Iglesia acceda a que los seglares presidan la eucaristía. Kung criticó el viaje del Papa a Alemania Occidental. "Yo estoy con vosotros, no con Wojtyla", dijo a los presentes.

Entre los "cristianos rebeldes" italianos se hallaban importantes figuras del mundo político de la izquierda, desde Pietro Ingrao a Lidia Menapace y el historiador Giorgio Spini. También asistieron sacerdotes del disenso, desde el escolapio Ernesto Balducci, superior de la abadía de Fiesole y fundador de la revista Testimonianze, a Enzo Mazzi, de la ya legendaria comunidad del Isolotto de Florencia.Hans Kung, el teólogo suizo-alemán de cabello rojo y maliciosos ojos azules, dijo que había preferido estar con ellos que con el papa Wojtyla en su tierra. "Por otra parte", añadió, "nunca ha querido recibirme, ni a mí ni a cuantos le hemos pedido una audiencia".

Este enfant terrible de la teología, a quien el papa Juan XXIII acudió a menudo en su calidad de experto en los tiempos del Concilio Vaticano II, y a quien Juan Pablo II ha despojado del título de "teólogo católico", declaró que "se ha acabado el tiempo de las palabras" y que lo que la humanidad espera de la Iglesia son "hechos".

A la pregunta de un periodista sobre la importancia que el Vaticano está dando al próximo sínodo sobre los seglares, que está previsto para el mes de octubre, Hans Kung, siempre crítico, respondió: "Se piensa que está llegando la era de los seglares porque la Iglesia ya no encuentra sacerdotes, pero en este caso lo más lógico sería que se permitiese a los seglares presidir la eucaristía".

De nada sirve, dijo Kung, que el Papa acuda ahora a Alemania a condenar el nazismo. "Su viaje", explicó, "hubiese sido importante si hubiese ido a pedir perdón en nombre de la Iglesia por los silencios de Pío XII y del episcopado alemán de aquel tiempo frente a los horrores del nazismo contra los judíos".

Iglesia luterana

Kung consideró también inútil que Karol Wojtyla entrara en una iglesia luterana, destacando que, de hecho, en el aeropuerto no había ningún pastor evangélico esperándole. "Hubiese sido histórico si, al revés", subrayó el teólogo, "según el espíritu del Concilio, Juan Pablo II hubiese admitido la validez de los ministerios de los luteranos y hubiese celebrado una liturgia común entre protestantes y católicos. Sólo esto hubiese sido un signo tras los 450 años que nos separan de la Reforma". Según Kung, fue un gesto mucho más histórico cuando el papa Juan quitó de la liturgia la expresión "pérfidos judíos".Siguiendo en sus palabras de críticas respecto al actual pontificado, Kung se preguntó: "¿Cómo se ha podido llegar a reconocer una sociedad clandestina como el Opus De¡, cuando hasta en la universidad Gregoriana de Roma, dirigida por los jesuitas, se ha enseñado siempre que tales sociedades deben ser condenadas? ¿Qué significa volver al misterio de la Iglesia, a no ser que el Papa se refiera al misterio de los escándalos financieros de Marcinkus, que no dimite de su cargo?".

Según Hans Kung, no han sido buenos profetas quienes han hipnotizado a la sociedad con la muerte de Dios y la desaparición de la religión, pero añadió que lo más importante sería que a la gente se le enseñara ya desde niños que "las otras religiones no proceden del diablo", ya que todas ellas poseen elementos de verdad, y que "la salvación no está reservada a los cristianos sino a cuantos sincera y honradamente buscan la verdad".

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