La rabia civiI
LA MUERTE de Maite Torrano y el estado crítico en que se encuentra Félix Peña, heridos ambos en el atentado del pasado sábado contra la Casa del Pueblo de Portugalete, realizado por un grupo de jóvenes que han declarado pertenecer a una organización autodenominada Mendeku (Venganza), expresa la dramática situación del País Vasco.- Un clima de enfrentamiento civil, de apelación a la violencia y de írracionatidad política parece querer adueñarse ¿le Euskadi..La actuación policial que ha permitido la detención de los presuntos auto-res merece el elogio de la ciudadanía. Es de esperar ahora que la investigación permita aclarar todos los extremos del caso, incluyendo la eventual relación de los detenidos con Herri Bata,suna (HB). El dirigente socialista García Damborenea aseguró desde un primer momento no albergar dudas sobre la vinculación de los autores con HB, y pidió la intervención del ministerio, fiscal contra ese partido, al que calificó de "guarida.de criminales e indeseables". La dirección del partido abertzale, sin embargo, no sólo ha negado cualquier relación con los autores del- atentado, a los quela cáliflÍcado de "eneVnigos políticos de HB", sino que condenó-la acción en términos nunca antes utilizados.
Con sus declaraciones, los representantes de HB, que nunca se han recatado en presentarse como el auténtico brazo político de ETA, pretenden separarse no sólo de la responsabilidad del atentado, sino de' Ótras acciones violentas q'he grupos de incontrolados habrían realizado al hilo de manifestaciones o demos tracioneg de su partido, y en beneficio, siquiera teórico, de éste. Nada impide pensar que en Euskadi, como en otros lugares de España, grupos juveniles no adscritos a ninguna ideología protagonicen actos de violencia extrema. Lo hemos visto en los campos de fútbol de Barcelona y Madrid, en las huelgas de Reinosa y Puerto Real y en algunas manifestaciones estudiantiles. Cuanto más en el País Vasco, donde la apelación a la violencia es una constante lamentable de su vida política. Lo que no podrá negar Herri Batasuna es que su discurso, que opera de justificación del terrorismo etarra, supone un acicate objetivo a esa apelación . a la violencia'. Cuando se considera que los crímenes más inútiles y horrendos de ETA no- son sino episodios de -una lucha de liberación nacional, no hay que extrañarse de que unos adolescentes decidan tomar un -nombre de tebeo para conjurarse y pasar a la acción. En la historia de las bandas fascistas, al comienzo de la transición, ésta fue una constante.
El discurso ideológico de Herri Batasuna en los últimos años ha tratado de satanizar a los socialistas, calificados reiteradamente como "enemigos seculares del pueblo vasco", Antecedentes como los asaltos contra sedes socialistas al finalizar manifestaciones abertzales -en Réntería (varias veces), Baracaldo, Mondragón, Plasencia, Amurrio, Bergara, incluso en la de Portugalete con anterioridad a la agresión del sábado- no sólo no han sido condenados por HB, sino que incluso han dado ocasión a expresiones que hablaban de "la ira popular provocada por la política antivasca del PSOE". Nadie en sus cabales Puede pensar que la Mesa Nacional de HB haya ordenado a sus militantes hacer antorchas humanas con los socialistas. Pero la trayectoria de Herri Batasuna no es de las mejores-jara demostrar su, aversión al empleo de la violencia política. -
Pero resulta descorazonador que dirigentes's-ocialistas con experiencia se dejen llevar por sentimientos viscerales, cayendo en la trampa de la satanización simétrica de un colectivo como el de HB, que cuenta con. el apoyo de más de 200.000 ciudadanos vascos. Lanzar, sin,pruebas acusaciones tan graves como las proferidas el domingo por García Damborenea, ni es compatible con las normas de, un Estado de derecho, ni ayuda a hacer avanzar la causa de la democracia y la convivencia en el País Vasco. A los jueces, y no a los dirigentes deun partido, aunque sea el del Gobierno, corresponde dilucidar la responsabilidad jurídica derivada de unos hechos delictivos. Los autores son personas individualizables -hoy parece que ya identificadas-, y no se puede culpabilizar de sus acciones al grupo ideológico en el que eventualmente se reconocen. Mucho menos querer extraer de esa posible identificación argumentos para la ¡legalización de HB.
Porque si esta ¡legalización sería harto discutible desde el plano juddico, resultaría además desastrosa políticamente. Herri Batasuna es un colectivo de in_dudable importancia en el panorama político vasco actual, y las posibilidades de pacificación de Euskadi pasan también por el diálogo con sus dirigentes, no por si¡ aniquilamiento -por lo demás imposible desde una perspectiva democrática-. Es la inclusión .creciente de HB en el juego polítieb láque puede ayudar a que rompa amarras con ETA y sus métodos. E incluso si ésta no fuera la voluntad subjetiva de sus dirigent es, es una realidad que se inscribe en la lógica de los acontecimientos. Sería insensato renunciar a estimular una creciente participación de HB en la vida política9 por contradictorios que resulten a cortoplazo los efectos de esa participación. Porque el obje
tivo de aislar - a los violentos no consiste en separar al'
mundo del abertzalismo radical del conjunto de la so
ciedad vasca, sino en la sustitución de los métodos
terroristas por el debate en libertad. Un proceso largo
y complicado, pero nunca imposible, y mucho menos
para quienes crean en la virtualidad de la democracia.
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