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Esto es Beirut

"Esto es Beirut", comentó Alfonso Guerra al describir la complicada situación del PSOE de Zaragoza, reflejo de lo que ocurre en el Ayuntamiento. Facciones, clanes familiares y grupos que surgen como setas y constituyen, antes de las elecciones, mayorías inestables. Se mueven, más que por ideología, por intereses y compromisos familiares.Es un puzzle. Los marraquistas, convergentes o intelectuales del partido, de Santiago Marraco -secretario general del partido y presidente del Gobierno aragonés-, provienen en su mayoría del Partido Socialista de Aragón (PSA). La fusión del PSA y el PSOE, que no ha terminado de fraguar, es una de las claves de algunas pugnas tribales. Los damascos toman su nombre del bar Damasco, en el que se reunían. Su cabeza visible es Luis García Nieto. Su meta, controlar el partido y derrocar a Marraco.

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El frente del Ebro

Los roldanes reciben el nombre de su líder, Luis Roldán. Son los clásicos, la línea obrerista. entre ellos figuran nombres como los concejales Sebastián López y Santiago Vallés, que se alinearon a los ex ORT de Fernando Gimeno, que encabezó una lista alternatíva a Triviño. Los lorenzos se articulan en torno a los parlamentarios José Félix y Alfonso Sáenz Lorenzo.

La actual crisis del grupo municipal es consecuencia de la sombra de Ramón Sáinz de Varanda, fallecido en enero de 1985. El último año de su mandato fue muy conflictivo. Al conocerse la gravedad de su enfermedad se desató una pugna por la sucesión. Entre tres aspirantes venció Triviño, procedente de UCD y delfin del fallecido, quien contó con el apoyo de los concejales ahora críticos.

Todo iba como una balsa de aceite hasta que en enero González Triviño destituyó a Santiago Vallés como teniente de alcalde, aduciendo cuestiones políticas. Triviño cayó en las garras de los damascos y abandonó a sus antiguos leales, los roldanes.

Once concejales apoyaron a Vallés y criticaron la decisión del alcalde. Las pugnas internas se recrudecieron al confeccionar la lista electoral. En el fragor de esta refriega estalló el caso Chueca.

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