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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La Pasión segun Bach y según Escudero

La puesta a punto de un oratorio barroco, la Pasión según san Juan en nuestro caso concreto, pide un esfuerzo específico que mal se aviene con la rutina y el miento. La ausencia o el reemplazo de algún instrumento obbligatto la supresión de un aria capital en una obra no desmedidamente extensa se erigen hoy, más allá del mero escrúpulo purista, en síntomas de un modo de hacer desafortunado.Que aún sea posible, con todo, escuchar buena música resulta indudable, partiendo del techo de que los pentagramas ofrecidos la contienen en grado supremo. La hubo principalmente en el timbre hermoso y el limpísimo estilo bachiano de la contralto Giesella Polil, en la categoría oratorial del bajo Esa Ruutturen, en la línea de continuidad -pese a sus dificultades en el agudo- del evangelista Thomas Schulze.

Conciertos sacros

Obras de Bach, Escudero y Puccini. Intérpretes: R. Gebhardt (soprano), G. Pohl (contralto), Th. Schulze (tenor), F. Meyer-Wolff y E. kuuttunen (bajos). Colegium Vocale de Bilbao; S. Kwarciany (oboe), E. Benetó (corno inglés), M. J. Wright (fagot), S. Ferri (tenor) y A. Echeverría (bajo). Sociedad Coral de Bilbao. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Directores: P. SchmeIzer y E. García Asensio. Teatro Arriaga. Bilbao, 7 y 9 de abril.

Si el recitativo del tenor representa la espina dorsal de la partitura, sobre la voz sin voz del bajo continuo recae el peso del complejo tejido musical. Ahora bien, un continuo que no es capaz de volar hasta hacerse vaporoso con el aria vaporosa (Alberto Basso) arriesga convertirse en prótesis estéril. SchineIzer se atuvo a esa baza segura pero traicionera, e inclemente con las voces nos privó de no poca belleza individual apresada en el gris predominante.

Pasión sin palabras

A lo largo de los tres grandes cuadros que componen la Sinfonía sacra, el donostiarra Francisco Escudero consigue modelar una auténtica Pasión sin palabras, prescindiendo del relato evangélico pero siguiéndolo muy de cerca en sus sugerencias visuales. Por debajo y por encima del pretexto descriptivo late una pieza maestra del lenguaje abstracto, de intenso potencial dramático y hondo contenido espiritual; una de las cumbres, sin duda, de la larga carrera compositiva del autor. Su programación -no había sido interpretada desde su estreno en Cuenca, n 1972- ha supuesto, con mucho, el acierto más notable de esas jornadas de música religiosa.La lectura realizada por García Asensio se hubiera beneficiado de un mayor aliento expresivo de algún ensayo adicional, si bien lució niveles de calidad más que correctos.

Otro tanto vale decir de la versión de la bella y casi inédita Misa de gloria pucciniana, servia en último término. Aunque faItaran claridad a las voces del oro en los pasajes fugados, volumen a la del tenor Silvio Ferri y n punto de depuración global, os resultados obtenidos pueden darse por buenos.

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