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Pujol plantea la preocupación de la Generalitat

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, trasladó ayer al rey Juan Carlos la preocupación del Gobierno catalán por la política autonómica que practica el Gobierno socialista y que, en opinión del político catalán, ha contribuido decisivamente a reducir el techo autonómico, hasta desnaturalizarlo, con la práctica de una política claramente involutiva. Según Pujol, la política autonómica del Ejecutivo de Felipe González no es positiva, y así se lo ha querido plantear al Rey, por ser el Jefe del Estado y por ser "la persona que representa de una manera más alta la continuidad y unidad del Estado".

Pujol, al referirse a su encuentro con don Juan Carlos en el palacio de la Zarzuela, que tuvo una duración de una hora, lo hizo siempre definiéndolo como una entrevista y no como una audiencia, hecho que no pasó inadvertido. Dirigentes socialistas y de la Administración central habían expresado días atrás cierta sorpresa porque el presidente de la Generalitat quisiera abordar "sin intermediarios" su particular visión del proceso autonómico. Incluso habían asegurado que el retraso de la audiencia real [Pujol la pidió públicamente el 11 de febrero] se debía a que el político nacionalista había situado el encuentro en unas coordenadas "difícilmente asumibles". El presidente del Gobierno recibirá a Pujol mañana por la mañana en el Palacio de la Moneloa.

Las resoluciones del Parlament

El presidente catalán comunicó al Rey, tal como había anunciado, las resoluciones aprobadas por la Cámara catalana el pasado 13 de febrero, al término del debate parlamentario sobre Ios siete años de aplicación del estatuto de autonomía, Pese al tono conciliador hacia el Gobierno socialista que empleó Pujol durante el debate, pidió al Gobierno que rectificara su política autonómica y le advirtió que estaba dispuesto a plantear "con pesar" la reforma del estatuto si fracasaba su negociación con la Administración central. Pujol exigió también recuperar el espíritu que permitió el pacto de Estado que supuso la aprobación del estatuto y que "el Gobierno socialista ha incumplido reiteradamente". Una resolución aprobada por la Cámara catalana [donde Convergència i Unió tiene mayoría absoluta] tras el debate responsabilizó en exclusiva al Gobierno de la "aplicación restrictiva" del estatuto.

Un portavoz del ministro de Administraciones Públicas, Joaquín Almunia, señaló ayer que los términos en que Pujol había pIanteado desde el pasado febrero la audiencia real eran "una osadía histórica", ya que "quería hacer jugar al Rey un papel que no le corresponde".

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"Ha sido un encuentro institucional, y por tanto no haré comentarlos políticos", manifestó inicialmente Pujol al término de la audiencia real. La prolongación del encuentro -a Pujol se le había concedido audiencia únicamente entre las 11 y las 11.30- provocó que los ministros de Asuntos Exteriores de Israel y de España, Simón Peres y Francisco Fernández Ordóñez respectivamente, debieran aguardar en un despacho contiguo al del monarca durante más de media hora.

"Mi entrevista con el Rey tenía por objeto informarle del debate en el Parlamento catalán [celebrado los días 11, 12 y 13 de febrero] para analizar el grado de aplicación del estatuto de autonomía y, lo que es más importante, qué grado de autonomía tendrá Cataluña con la actual política autonómica", afirmó Pujol en una meditada declaración verbal en la que no aceptó ninguna pregunta de los informadores que se encontraban en la puerta del palacio.

"La conclusión [del debate sobre la aplicación del Estatut] no fue positiva, y por eso sentimos la necesidad de planteárselo al presidente del Gobierno, Felipe González, y, a don Juan Carlos", señaló.

El problema autonómico

Según el presidente de la Generalitat, el Rey, en su calidad de jefe del Estado, debe conocer "el problema autonómico". "Creo que era bueno que el Rey fuera informado por quien ahora es el representante del pueblo de Cataluña y no de una coyuntura o situación política transitoria, y que conociera cuál es el punto de vista de la Generalitat y las resoluciones del Parlament", argumentó.

Pujol terminó su monólogo asegurando que además de informar al Rey de las resoluciones aprobadas le había trasladado Ias diferentes opiniones y preocupaciones" de los partidos catalanes, tal como éstos habían reclamado durante el debate. "Y no tengo nada más que decir". Dicho esto subió apresuradamente en su coche, un Peugeot 505 matrícula de Madrid con el banderín de Cataluña, y se desplazó al aeropuerto de Barajas para regresar a Barcelona, donde presidió por la tarde una reunión del Gobierno catalán en la que presumiblemente informó de la audiencia real y se preparó el encuentro de mañana con Felipe González.

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