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Los socialistas franCeses cierran su congreso con una aclamacion al ausente Múterrand

Lluís Bassets

El primer secretario del Partido Socialista francés (PS), Lionel Jospin, consiguió ayer ce" rrar el congreso, reunido en Lille bajo el lema El camino del corazón y de la razón, con una demostración de fuerza, unidad y esperanza en un regreso inmediato al Gobierno después de las elecciones presidenciales de 1988. Más de 15.000 socialistas aclamaron vanas veces, en el mitin de clausura, al gran ausente, el presidente de la República, un Frangois Mitterrand elevado a la categoría de mito por los dirigentes y los militantes.Jospin leyó, a modo de oración y para que se aprobara por aclamación, un mensaje de adhesión al presidente, aunque eludió la cuestión de la candidatura a la presidencia de la República e insistió en que los socialistas no se aliarán "ni con la derecha ni con el centro, que es la derecha".

La incertidumbre sobre la presentación de Mitterrand y los continuos mensajes dirigidos a los centristas, principalmente a los barristas, para que marquen distancias con los aspectos más conservadores de la política del primer ministro, Jacques Chirac, son utilizados así como elementos destinados a dividir a la actual mayoría. Si los barristas quieren pensar en un futuro Gobierno de centro izquierda, anuncia implícitamente Jospin, deben tornar distancias ya ahora respecto a Jacques Chirac.

El ex pnmer ministro Raymond Barre y sus partidarios han recibido a lo largo del congreso una auténtica batería de ataques y advertencias, como es de rigor cuando se trata de magnetizar a un futuro aliado de Gobierno. Pero Chirac y sus ministros han sido atacados sin matices, en palabras de Pierre Mauroy, como "el Gobierno más reaccionario de la historia de Francia desde el régimen de Vichy".

Jospin aprovechó el mitin'final para capitalizar todos los movimientos sociales que han frenado el programa del Gobierno conservador en los últimos meses.

El nuevo comité director del Partido Socialista, formado por 135 personas, ha incorporado a la gran mayoría de ex ministros y personalidades socialisias, pero también a buen número de jóvenes estudiantes y dirigentes llegados al PS desde el izquierdismo. Jospin quiere con ello "confirmar la síntesis" de las dos culturas políticas, "la del poder y la de la oposición". Los dirigentes históricos ofrecieron una imagen de unidad y de continuidad histórica, rubricada por el canto de La Internacional, que no se había producido en el último congreso, en Toulouse en 1985, en un momento de actitud defensiva, cuando ya existía la certeza de perder el Gobierno.

En las próximas horas se elegirán los miembros de los dos órganos máximos, es decir, las 15 personas del secretariado y las 35 del buró ejecutivo. La composición de ambos órganos ha sido reducida a la mitad, con lo que Jospin consigue una dirección más soldada, más controlable, con todos las grandes figuras asociadas al trabajo central del partido. El perdedor en esta operación es Jeán Poperen, hasta ahora número dos, que abandona la dirección.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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