Bajo el signo del desencanto
Otra vez Mahler, y de nuevo la Novena sinfonía escuchada en inolvidable versión a Claudio Abbado y la Sinfónica de Londres el pasado mes de enero. La Orquesta de RTVE no es la londinense, por supuesto, ni Comissina es el maestro italiano. Lo peor, sin embargo, es la escasez de ensayos si pensamos en los que habrían sido necesarios.Ahí está el problema. Los instrumentistas radiotelevisivos rindieron lo posible y algo de lo imposible; su esfuerzo merece el máximo aplauso. Y Comissiona, ya lo sabemos, es un excelente conductor/músico. Entonces cabe meditar sobre la conveniencia o el interés de programar ciertas partituras a sabiendas de unos resultados meramente posibilistas. Ay, amigos, pero la Novena de Mahler no soporta posibilismos; triunfar con ese primer movimiento exige no sólo nivel profesional , sino horas de trabajo y largo número de ensayos. De otro modo sucederá, como esta vez, que apenas se consia una honorabilidad. No basta.
Orquesta Sinfónica de RTVE
Director: S. Comissiona. Sinfonía número 9, de Mahler. Teatro Real, 26 de marzo.Orquesta Nacional de España Coro Nacional. Directora: Carmen Helena Téllez. Solistas: Renate Behle (mezzo), Aldo Baldin (tenor) y François Loup (bajo). Director: Arturo Tamayo. Romeo y Julieta, de Berlioz. Teatro Real, 27 de marzo.
Por razones distintas, algo parecido sucedió en la Nacional con la gran sinfonía dramática Romeo y Julieta, de Berlioz, partitura nunca tocada por la orquesta. ¿Era el joven e inteligente Arturo Tamayo el director idóneo para esta obra? Opino que no. Quedó claro en unos resultados que a veces no alcanzaron la triste honorabilidad por defectos de ejecución, ataques y cortes imperfectos, falta de claridad en el delicioso scherzo y pobreza dinámica general. En definitiva, todo estaba apenas hilvanado. Algunos pasajes nos descubrieron al Tamayo que tantas esperanzas despertó, en plena juventud. Luego, para terminar, el recurso de las grandes sonoridades no funcionó, como Viva Cartagena, para conseguir transmutar una tarde de auténtico desencanto. Otra vez el problema: ensayos, ensayos, ensayos. Fuera el posibilismo, que en arte constituye una pura falsificación.
Babelia
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