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En libertad Evarista Jiménez, acusada por la policía de vender heroína a una joven que falleció tras inyectarse

Amelia Castilla

Evarista Jiménez Navarro, de 50 años de edad, supuesta vendedora de droga a la que la policía acusó de haber facilitado la heroína a una joven que falleció tras inyectarse el caballo que ésta le suministró, fue puesta en libertad el pasado lunes.

Evarista, según las declaraciones hechas ayer a este periódico, fue detenida, el pasado viernes, pasó dos días en la comisaría de Ventas y quedó en libertad nada más prestar declaración ante la autoridad judicial.

Sobre su detención y su supuesta implicación en la muerte de una joven heroinómana manifestó que todo se debía a una maniobra policial. "Alguien que me quiere mal", dijo, "ha tratado de cargarme una muerte, pero tomaremos medidas y ya hemos puesto el caso en manos de un abogado".

Evarista, una mujer de raza gitana que está casada y tiene 10 hijos, se encontraba ayer por la mañana sentada tranquilamente a la puerta de su chabola, tomando el sol, y charlando con varios familiares.

Desde su domicilio, situado en la avenida de Trueba, en el barrio de La Elipa, Evarista Jiménez reconoció que cuando fue arrestada llevaba una papelina de heroína en el delantal. No es cierto, como se ha dicho, que en mi casa se encontrara más droga".

La supuesta vendedora de heroína explicó que se sentía entristecida por todo lo que había ocurrido y la difusión que se había dado al tema. "He aparecido en los periódicos como responsable de una muerte", dijo, mientra mostraba un recorte de Prensa y eso me avergüenza".

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Evarista, que reconoció vender heroína esporádicamente "para sacar adelante a su familia", aseguró que no conocía a la joven muerta, pero que los vecinos le habían dicho que mantenía relaciones con un policía y que solía aparecer con frecuencia por el barrio para comprar Rohipnol, un fármaco muy buscado por los drogadictos para mezclarlo con alcohol.

Heroína mortal

La supuesta camella explicó también que alguien le había contado que la fallecida solía robar la ropa tendida en las calles próximas a las chabolas y que en alguna ocasión había sido agredida por los vecinos. O. D. G. , de 23 años de edad, adicta a la heroína, falleció el pasado día 13 de enero tras inyectarse una dosis de heroína. El cadáver de la joven apareció en un portal de la calle de Ezequiel Solana.Tras conocer la muerte de la joven, la policía logró localizar a una amiga de la muerta, también heroinómana, que declaró, según la policía, que en la noche del pasado 13 de enero ella y su amiga estuvieron en una chabola donde vive una mujer llamada Evarista.

La misma mujer, según las mismas declaraciones, les había suministrado heroína en ocasiones anteriores, a pesar de haberlas amenazado, con no venderles droga por creer que eran unas chivatas de los inspectores de la policía.

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