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La estancia en Malí de Aracama y Belén González sigue supervisada por los servicios argelinos de información

Los miembros de ETA Ignacio A-racama Mendía, Macario, y Maria Belén González Peñalba, Carmen, abandonaron Argelia el pasado día 16 y fueron alojados en Malí, en un centro de formación militar y policial en el que hay instructores o asesores argelinos, según dijeron ayer fuentes de los servicios españoles de información. Este dato no fue confirmado ayer por ninguna fuente oficial española, mientras las autoridades de Malí y las embajadas de Argelia y Francia en Bamako no aportan nada sobre la presencia de ambos etarras en ese país. Una fuente oficial del Ministerio del Interior confirmó la estancia de los citados etarras en Malí.

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Las fuentes de Interior consultadas señalaron que Macario y Carmen fueron acompañados en su viaje a Malí por militares argelinos que ayer aún no habían regresado a Argel.A la capital del país magrebí tiene previsto llegar hoy el secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, con el fin de replantear y reconstruir el acuerdo para la estancia de etarras en Argel. Vera, junto con el comisario general de Información, Jesús Martínez Torres, visitó Argel el pasado mes de noviembre y acordó que varias decenas de etarras fueran acogidos el país magrebí. La visita de Vera se produce después de los incidentes surgidos entre España y Argelia tras la muerte de Txomin Iturbe en accidente, cuando se descubrió que en el país norteafricano estaban también Macario y Carmen.

En la capital de Malí, Bamako, no hay rastro de los dos presuntos etarras. Los periodistas españoles que se han trasladado hasta la ciudad -entre ellos el enviado especial de este diario, Lluís Bassets-, no han conseguido que las autoridades malienses consultadas aporten el más mínimo dato sobre la presencia de los etarras en su territorio y, por el contrario, coinciden en asegurar que, hasta la llegada de los informadores españoles, ni siquiera habían oído hablar del asunto.

El jueves pasado, llegaron a Bamako los primeros periodistas españoles. Desde ese día y hasta el pasado sábado, se entrevistaron con personas de las embajadas de Francia y Argelia, con funcionarios de los ministerios malienses afectados y con dos sacerdotes españoles. En todos los casos no recibieron ninguna confirmación de la presencia de los dos ciudadanos españoles procedentes de Argelia. Por elcontrario, el comandante Bamba, que se identifica como el responsable de la seguridad, ha anunciado la inminente expulsión de tres periodistas, mientras al enviado especial de EL PAÍS le comunicó que debe legalizar su situación en Bamako, ya que llegó sin visado.

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Un funcionario de policía aseguró a este periodista en el propio aeropuerto de Bamako que no podía extender el visado por falta de impresos adecuados y le mostró una libreta totalmente llena de firmas. Aseguró luego que podía circular libremente por Malí, tras tomar nota del nombre

del hotel y afirmar que el lunes por la mañana podría ya realizar el visado. El único documento reconocido que quedó en poder de este periodista fue el billete de avión de vuelta a París donde el policía escribió: "Pasaporte en la policía del Aire. 22-3-87, 5.30 horas" y puso un sello ilegible.

Regularizar la situación

Posteriormente, el comandante Bamba aseguró que este documento era suficiente para circular, que tenía total libertad de movimientos y que el lunes por la mañana se procedería a regularizar la situación en la comisaria, adonde debería acudir junto con los otros periodistas. Nadie ha afirmado por el momento que vaya también a ser expulsado pero tampoco nadie ha descartado lo contrario. El comandante Bamba se ha limitado a subrayar la irregularidad de una entrada sin visado y a asegurar que hoy lunes se resolverá el caso. Las compañías aéreas que hacen escala en Bamako afirmaron el sábado que el visado puede gestionarse directamente en el propio aeropuerto.

Un empresario español con negocios en Malí, de nombre Jesús Díaz de Castro, afirmó haber realizado varias gestiones -in cluso ante el primer ministro del país- interesándose por la situación de los periodistas españoles en medios próximos al primer ministro y al ministro de Asuntos Exteriores. Según sus explicaciones, los máximos responsables de la Administración maliense habían sido informado ayer mismo del problema surgido con los enviados especiales españoles.

Los mismos medios malienses aseguraron al industrial español que el Gobierno de Bamako no sabe nada de la presencia de per sonas procedentes de Argelia aunque ningún desmentido oficial ha sido publicado hasta el momento.

Esto concuerda con las decla raciones de todos !os medios consultados, tanto de la Administración maliense como de las legaciones extranjeras. Una posibilidad que no se puede descartar es la de un traslado de los dos presuntos etarras desde Argelia hasta Malí a espaldas de las autoridades de este último país o de acuerdo con un sector muy determinado y reservado de su Administración, acogiéndose a la extraterritorialidad de los edificios diplomáticos argelinos en Bamako o utilizando la enorme extensión del territorio de Malí.

Argelia cuenta en esta capital con dos edificios, el de la Cancíllería y la residencia del agregado militar. Ningún movimiento especial hace pensar que los presuntos etarras estén en alguno de los dos edificios. En la residencia del agregado militar, una joven que se identificó como hija del diplomático argelino aseguró que su padre estaba ausente y desmintió con rotundídad y sorpresa la presencia de dos españoles en la casa. Las puertas abiertas del edificio y la actitud de la muchacha no parecían indicar que se encontraran en el chalé unos huéspedes fuera de lo corriente.

Las autoridades de fronteras y de emigración aseguran que ni Santiago Aracama ni Belén González constan en sus listas, como se desprendería por una entrada por vía aérea. El viaje desde la frontera argelina hasta Bamako en coche comporta 12 horas. Por ello, aunque nada confirma que se encuentren en algún lugar de Malí, tampoco nada lo desmiente. Las fuentes argelinas, por su parte, siguen sin proporcionar ninguna información y se remiten a las fuentes oficiales malienses

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