CiU apuesta fuerte para desbancar a Maragall
Convergència i Unió (CiU) ha emprendido desde diciembre un serio esfuerzo para minimizar el carácter local de las elecciones municipales y, politizarlas al máximo, para convertirlas en una contienda de carácter general, partidista e ideológica, entre la coalición nacionalista, por una parte, y el partido socialista, por otra. El objetivo primordial de CiU en esta contienda es arrebatar la alcaldía de Barcelona a su actual titular, Pasqual Maragall, mediante la presentación del actual conseller de Economía, Josep Maria Cullell.Los sondeos de opinión indicaban en otoño que el índice de conocimiento de Cullell por sus potenciales electores de la ciudad de Barcelona era la mitad del de Maragall, un alcalde popular sobre todo tras la consecución de los Juegos Olímpicos para Barcelona. Para contrarrestar la casi segura reelección de Maragall, CiU, se ha lanzado a una campaña permanente que está haciendo mella en la confianza en sus propias fuerzas de algunos sectores del socialismo catalán.
El argumento político empleado por los nacionalistas para justificar la politización de las elecciones es que el partido socialista ha convertido sus fuertes posiciones en la Administración local en trincheras desde las que entorpecer la actuación de la Generalitat. De esta forma, Jordi Pujol presenta al conjunto de ayuntamientos regidos por la izquierda como un obstáculo para el desarrollo de la autonomía, de la que su partido y él mismo serían los portavoces únicos.
La victoria de CiU significaría, según ha asegurado Pujol en sus mítines preelectorales, un paso importante para "consolidar una Cataluña con conciencia nacional", mientras una victoria de los socialistas supondría lo contrario.
Pujol ha caracterizado además la pugna por la alcaldía de Barcelona como una de las principales apuestas de la política española, en la que se pretende erosionar al máximo las posiciones de los socialistas, y se ha lanzado personalmente en las últimas semanas a la batalla electoral. Pero el signo más evidente de que la campaña electoral ha empezado hace meses en Cataluña es la promoción publicitaria de Cullell emprendida por CiU con el fichaje de Alfredo Fraile, ex manager de Julio Iglesias.
Para ayudar a reducir distancias respecto de Maragall, Pujol, entre otras decisiones, nombró a Cullell portavoz del Gobierno catalán, cargo que ejercía el propio presidente, y le ha promovido a la vicepresidencia, en representación de la Generalitat, del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de 1992.
Todo ello se suma a un sin fin de actividades publicitarias: desde el envío de felicitaciones navideñas con la fotografía de Cullell a casi todo el censo electoral hasta la actuación del propio Cullell como actor de un anuncio publicitario sobre la deuda pública de la Generalitat emitido por TV-3. El canal autonómico ha llegado a emitir más de un minuto de información en un noticiario sobre una conferencia de Cullell en un colegio mayor.
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