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Washington quiere un nuevo acuerdo sin plazo de expiración

Francisco G. Basterra

La oferta de Estados Unidos al Gobierno español consiste en retirar sus aviones de Torrejón y Zaragoza, pero mantenerlos en España trasladándolos a Morón y convertir esta base, a 70 kilómetros de Sevilla, en una importante instalación militar norteamericana próxima a la base aeronaval de Rota. Este redespliegue y la petición de un nuevo acuerdo sin plazo de expiración, al estilo italiano, son los elementos más importantes de la respuesta de Washington a las exigencias españolas de que los aviones de Torrejón abandonen España, según confirmó EL PAÍS en Washington en medios próximos a las negociaciones.La contraoferta de Washington, realizada formalmente en la última sesión negociadora del pasado 3 de febrero, en Madrid, considera imprescindible que los 72 F-16 de la 401 Ala Táctica de la USAF continúen indefinidamente en territorio español y coloca a Felipe González ante un difícil dilema: aceptar una mayor presencia militar estadounidense en Andalucía, el principal feudo de los socialistas, a cambio del gesto político y psicológico de que los americanos abandonen Madrid, o llegar al borde de lo que ninguna de las dos partes quiere realmente, el fin definitivo de la presencia militar de Estados Unidos en España.

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A cambio de lo que Washington considera un máximo esfuerzo por su parte, aprobado por los secretarios de Estado y de Defensa, la Administración de Ronald Reagan quiere, en el futuro, menores limitaciones que las actuales para la utilización de su dispositivo militar en España. Estados Unidos tolera mal las restricciones que el actual convenio bilateral impone a sus fuerzas en España en materia de sobrevuelos y en la posibilidad de utilizar las bases para misiones fuera del área de la OTAN.

EE UU ha sugerido, asimismo, un marco de tiempo más prolongado para el nuevo acuerdo militar con Madrid, al estilo de los suscritos con Italia, que no tienen plazo fijo de vencimiento, sin necesidad de tener que efectuar una compleja negociación cada cuatro años. Se trataría de evitar que el tema de las bases en España quede cautivo de la política interna y no se entienda como una cuestión de soberanía que reactive cada pocos años el nacionalismo antiamericano, dijeron fuentes estadounidenses.

Washington utiliza la idea de que la presencia de una importante fuerza aérea estadounidense en España puede actuar como elemento disuasor, al menos psicológico, frente a una hipotética agresión de un país norteafricano, concretamente Marruecos, según pudo saber EL PAÍS de fuentes del Pentágono. Miembros relevantes del Gobierno español sugirieron hace ya tiempo que no sería una mala idea tener a los aviones norteamericanos en el sur de España, más cerca del potencial agresor del Sur, y desplegar a la fuerza aérea española desde Madrid hacia la mitad norte del país.

Los norteamericanos han tenido en cuenta estas ideas españolas, que fueron expuestas antes de que Felipe González propusiera la reducción de la presencia militar de EE UU en España como una de las condiciones del referéndum para permanecer en la OTAN. "Cualquier agresor tendría que tener en cuenta que hay 72 F-16 norteamericanos en España", explicaron fuentes militares. En la próxima sesión negociadora en Washington, EE UU espera "algún tipo de respuesta a nuestra propuesta, no necesariamente negro sobre blanco, y también nuevas preguntas" por parte española.

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