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EL DEBATE SOBRE 'EL ESTADO DE LA NACIÓN'

Felipe González se reservó para un turno de réplica el anuncio de la regulación de la televisión privada

El presidente del, Gobierno, Felipe González, dedicó buena parte de se línea argumenta¡, en el informe sobre el estado de la nación, a retratar el estado de la oposición. El jefe del Gabinete dio a su intervención un, tono agresivo, lejos de la asepsia que presidió el anterior debate, en octubre de 1985, y en el que se respiró un clima de consenso con el entonces presidente de AP, Manuel Fraga. Las novedades más destacadas del discurso de González fueron el anuncio de que promoverá la derogación de la ley antiterrorista y que firmará el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. En un turno de réplica dijo que en marzo habrá un proyecto de ley de televisión privada. La oposición criticó al presidente por contestar colectivamente a todos los portavoces.

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Felipe González llevó reiteradamente su análisis hacia las actuaciones de quienes se han opuesto a la política del Gobierno. Contestó a las continuas críticas que desde hace varias semanas se han hecho al funcionamiento de las Cortes. El jefe del Gobierno aseguró que se confunden los instrumentos de que dispone la oposición con la capacidad de cada cual para utilizarlos y recordó que la actual composición de la Cámara es muy distinta del reparto derivado de la última votación popular. "Y esto, señorías", dijo, "no hay reglamento que lo arregle". El presidente se anticipó a la posibilidad de que los demás grupos parlamentarios utilizasen los últimos conflictos (entre ellos, los estudiantiles y los de Melilla) como arma arrojadiza y criticó precisamente la actitud de la oposición ante estos acontecimientos. "Me preocupa la actitud de silencio que han mantenido algunos grupos políticos ante los brotes de violencia en el conflicto estudiantil".Arturo García Tizón debutó en este debate como portavoz del Grupo Popular con un discurso carente de estructura formal clara, de tal forma que los temas se iban repitiendo alternativamente. El portavoz de Alianza Popular (AP) criticó en varías ocasiones la actuación de Televisión Española, "que no es independiente del Gobierno", y alzó la voz para destacar una frase que, aseguró, se oye por las calles: "O eres del PSOE o no tienes nada que hacer"; y al hilo de esto denunció "el enchufismo, la dedocracia y el amiguismo".

En un capítulo dedicado a la sanidad pública dio con una frase que despertó los murmullos de los asistentes. Se estaba refiriendo a los costes de una plaza en la Seguridad Social, en relación con las de centros privados pagadas por la sanidad pública, y dijo: "Les cuesta a ustedes más su cama propia que la cama concertada".

La incógnita entre los bancos del hemiciclo al terminar la intervención del portavoz de AP consistía en si González iba a contestar Individualmente a cada orador o de forma global. El presidente de la Cámara, Félix Pons, dio la palabra a Adolfo Suárez, presidente del Centro Democrático y Social (CDS), y despejó así la duda. La actitud del presidente del Gobierno creó malestar en todos los grupos de la oposición.

Suárez afirmó en su intervención que el poder del Gobierno "penetra en toda la sociedad y no la deja respirar". Esta idea de "invasión" de los socialistas en el poder civil -según expresión de Miquel Roca, de Minoría Catalana- fue profusamente empleada por los tres portavoces de la oposición que intervinieron ayer. Roca acusó a Felipe González de menospreciar al Parlamento y se refirió a las reiteradas ausencias en momentos importantes. Asimismo se quejó de la "escasa información" que el Ejecutivo pone a disposición de los grupos parlamentarios.

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Los momentos más vivos del debate se registraron en el turno de réplicas y contrarréplicas, y llegó a ser de gran aspereza el enfrentamiento entre González y García Tizón. El político conservador sacó a colación reiteradamente los enfrentamientos entre el Gobierno y UGT, lo que llevó a exasperar de forma ostensible al jefe del Gabinete. González, desde su escaño, tomó el micrófono y recordó su "respetuoso silencio" ante la crisis de AP. En tono de advertencia, espetó a García Tizón que ha emprendido "un mal camino". "Entre Nicolás Redondo y yo puede haber discrepancias, pero hay una solidaridad de fondo entre nosotros que usted no entenderá en la vida. Niego las calumnias que usted ha dicho. Sí, sí [ante los gestos de García Tizón de no, no], ni amiguismo ni enchufisino".

El forcejeo dialéctico con Adolfo Suárez fue de guante blanco, y ambos se prodigaron guiños propios de quienes conocen los resortes del poder. Suárez utilizó la técnica de comparar su mandato con el del actual presidente y se atribuyó el mérito de haber llevado la libertad a España. El ex presidente coronó su intervención con el pronóstico de que en 1990 quitará el puesto a Felipe González.

Una nueva dúplica se centró en las acusaciones de Miquel Roca sobre las reiteradas ausencias del presidente del Gobierno en el Congreso. En esa intervención, Roca pidió una respuesta concreta respecto a si el Gobierno español había o no autorizado la venta de armas a Irán. Felipe González aseveró: "No, hay implicaciones Irangate en España No insistan por ese camino".

El nuevo presidente de AP, e senador Antonio Hernández Mancha, tuvo que esperar hasta las 22.10 -el debate había comenzado a las cuatro de la tarde- para que se escuchase su voz. Tras las seis horas de debate, sus palabras no aportaron ninguna novedad. Al salir del Palacio del Congreso, el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, resumió así su impresión del debate: "Al final, le van a tener que pedir a Fraga que vuelva".

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