4.000 soldados sirios llegan a Beirut para detener la guerra de las milicias e imponer el alto el fuego
Unos 4.000 soldados sirios llegaron ayer al sector occidental o musulmán de Beirut con el fin de "imponer el alto el fuego, restablecer la paz y el orden y disolver las milicias armadas", según informó desde Damasco el primer ministro libanés, Rachid Karame, de confesión musulmana suní. La intervención militar siria se produce a petición de los miembros musulmanes del Gobierno libanés, como consecuencia de la guerra que la pasada semana ha enfrentado a diferentes milicias musulmanas en las calles de Beirut y que ha causado al menos 200 muertos y 300 heridos, en su mayoría civiles.
Los efectivos que fueron desplegados a la capital libanesa pertenecen a los 25.000 soldados sirios que se hallan destacados en el norte y el este de Líbano desde 1976, año en que Damasco, con el apoyo de la Liga Árabe, intervino por primera vez en los asuntos libaneses. En aquella ocasión, Siria impidió la derrota total de los cristianos frente a una coalición formada por palestinos, drusos y musulmanes progresistas.
La actual intervención siria en Beirut es la más importante desde el punto de vista militar desde la invasión israelí de 1982. No obstante, Damasco ya intentó el pasado verano pacificar el sector musulmán de la capital libanesa con el envío de unos 400 panteras rosas.
Por segundo día consecutivo, Beirut oeste conoció ayer una cierta tranquilidad, que permitió a sus aterrorizados habitantes salir a la calle e intentar restañar las heridas causadas por cinco días de fieros enfrentamientos entre milicianos shiíes de Amal y una coalición de izquierdas y propalestina formada por drusos del Partido Socialista Progresista, el Partido Comunista Libanés y, morabitun. Ello no impidió que los contendientes intercambiaran disparos de ametralladoras pesadas y lanzamiento de granadas en varios puntos de la ciudad.
Amín Gemayel, presidente libanés, regresó ayer al sector cristiano de Beirut tras una gira europea de nueve días, que ha coincidido con los combates entre Amal y las fuerzas de izquierda. Gemayel no ha sido consultado acerca de la entrada de tropas sirias en Beirut oeste. Según la agencia France Presse, Gemayel calificó ayer de inconstitucional el llamamiento de los ministros musulmanes a Damasco para pedir la intervención de sus tropas.
Es de esperar que los efectivos enviados por Damasco no pisen el lado cristiano de Beirut, cuya seguridad está más o menos garantizada por la milicia llama da Fuerzas Libanesas y efectivos del Ejército regular, leales al presidente Gemayel. Tampoco es probable que entren en los suburbios meridionales de la ciudad, habitados por shiíes y donde son fuertes los movimientos Amal y Hezbolá. Esa última región es el feudo de los secuestradores de ciudadanos occidentales, de los que en la actualidad hay 26 desaparecidos en Líbano, o 27 si se cuenta el emisario anglicano, Terry Waite.
Han sido el primer ministro libanés, Rachid Karame, suní, y el presidente del Parlamento, el shií Husein Huseini, los que han pedido a Hafez el Asad la intervención militar siria. Damasco fue el pasado viernes escenario de febriles negociaciones, en las que tomaron parte los dirigentes de los dos grupos principalmente enfrentados esta semana: Nabih Berri, de Amal, y Walid Jumblat, el señor de la guerra. El primero es el que más gana con la solución prevista para el conflicto, ya que sus hombres están acorralados en la ciudad. Por el contrario, la intervención siria es un rapapolvo para Jumblat, ganador sobre el terreno.
Disminuyen los combates
Los combates disminuyeron en la tarde del pasado jueves, desde que el brigadier Ghazi Kanaan, jefe de los servicios de seguridad sirios, amenazó a las fuerzas de izquierda con la entrada de sus tropas en la ciudad si proseguían su acoso al principal aliado de Damasco en el avispero libanés. A partir de ese momento, drusos, comunistas y morabitun detuvieron su ofensiva.
Desde el punto de vista militar, señalaba ayer el diario beirutí L' Orient-Le Jour, los combates iniciados el pasado domingo "parecen haberse saldado con una victoria de la coalición de partidos de izquierda dirigida por Walid Jumblat, en detrimento del movimiento Amal. La mayoría de las comunidades libanesas, tanto musulmanas como cristianas, ha simpatizado con los aliados de izquierda".
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