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Jumblatt pide al partido proiraní Hezbolá que libere a Terry Waite

Walid Jumblatt, líder de la comunidad drusa libanesa, pidió ayer al movimiento shií proiraní Hezbolá (Partido de Dios) la inmediata liberación de Terry Waite, el emisario de la Iglesia anglicana desaparecido en Beirut el pasado 20 de enero, cuando pretendía interesarse por la suerte de algunos rehenes norteamericanos.Es la primera vez que Jumblatt, cuyos milicianos garantizaban la seguridad de Waite en la capital libanesa, designa con un nombre propio a los presuntos secuestradores del enviado de Canterbury.

Jumblatt efectuó unas declaraciones a una emisora libanesa poco después de recibir un mensaje del secretario del Foreign Office británico, sir Geoffrey Howe. Ese mensaje estaba relacionado con Waite, aunque se desconoce su contenido exacto. "Estamos en contacto con el Hezbolá", dijo Jumblatt en su entrevista radiofánica. "Deseamos que responda a las peticiones de liberar a Terry Waite, si es ese partido el que lo retiene".

Hezbolá, y en particular su líder espiritual, Mohamed Husein Fadllalá, ha negado siempre cualquier relación con los secuestradores libaneses de residentes occidentales. No obstante, ese movimiento político y militar, de organización no vertebrada, se supone relacionado con los grupos clandestinos como Yihad (Guerra Santa) Islámica, que se han responsabilizado de las acciones de todo tipo contra intereses norteamericanos y europeos en Líbano.

Los dos sectores de Beirut, el musulmán y el cristiano, fueron escenario ayer de batallas callejeras en las que se derrocharon munición ligera y granadas. En el lado occidental, militantes comunistas y milicianos del grupo shií prosirio Amal (Esperanza) sembraron el terror en diversos barrios, y en especial en el céntrico de Hamra. En el oriental, grupos cristianos rivales cortaron la circulación en la autopista que une Beirut con el puerto de Yunié.

Mientras tanto, prosiguió el desbloqueo de los campamentos palestinos, asediados por Amal desde hace más de cuatro meses. Varios miles de personas, mujeres y niños en su mayoría, pudieron abandonar ayer por primera vez el campamento de Rachidié, en las cercanías de la ciudad sureña de Tiro. "No quiero jugar. Sólo quiero comer", declaró un niño palestino de siete años al dejar Rachidié.

Amal ha permitido este fin de semana un cierto respiro en los campamentos, pese a mantener su presencia armada en los alrededores e intercambiar de cuando en cuando disparos con sus ocupantes.

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