El Ballet del Teatro de La Scala, de Milán, repone una gala de Balanchine

El Ballet del Teatro de La Scala, después de unos años oscuros parece haber remontado definitivamente su crisis a partir de que la norteamericana Patricia Neary se hiciera cargo del conjunto. Producto de su etapa directiva es la Gala George Balanchine, que abrió el sábado la programación de ballet de esta temporada. Luciana Savignano, actualmente prima ballerina assolutta de La Scala, hace una profunda interpretación del personaje femenino en El hijo pródigo.

El cuerpo de ballet del coliseo milanés parecía estar destinado a una vida pobre y subyacente al deslumbrante ambiente operístico, que siempre ha sido el preferido en esa ciudad y en ese teatro. Sin embargo, cuando, hace algo más de tres años, hubo profundos cambios en la dirección del ballet, nuevos aires empezaron a correr por las centenarias salas donde Cechetti había gestado su método.A estos propósitos se unió el hecho de que muchos jóvenes llegaran al cuerpo de baile, y entre ellos, promesas como Biagio Tambone, que a sus 22 años ya desempeña papeles principales.

La Gala Georges Balanchine se compone de tres creaciones del coreógrafo ruso-americano: Serenade, sobre la pieza de Chalkovski; Los cuatro temperamentos, con música de Paul Hindemith, ambas repuestas coreográficamente por Patricia Neary, y finalmente, El hijo pródigo, con diseños de Georges Rouault y música de Prokofiev.

El papel principal de este último es interpretado por Tambone, un chico salido de la escuela de la Scala, que tiene ya a la vista un futuro de estrella.

Luciana Savignano, bailarina formada en La Scala, que luego siguió cursos de perfeccionamiento en el teatro Bolshoi, de Moscú, e hizo una fulgurante carrera de primera bailarina junto a Maurice Béjart en el Ballet del Siglo XX, volvió a La Scala, y retomó el repertorio clásico y neoclásico que había abandonado por completo. Su regreso, tamizado por la madurez, ha sido glorioso. Sus personajes ahora tienen una profunda intensidad interpretativa a la que une ductilidad y una técnica impecables.

El cuerpo de ballet ha ganado en unidad y en dinamismo, siendo reforzado para ocasiones puntuales con figuras invitadas, como en la reposición del Don Quijote, en versión de Rudolf Nureyev, quien está en Milán para revisar su coreografía acompañado de la joven estrella de la Opera de París Silvie Gillem, que bailará el jueves 12 en el estreno.

Por otra parte, Plácido Domingo repitió el domingo 8 su éxito en el Otello, de Verdi, en una de las funciones que celebran el centenario del estreno de esta ópera. Domingo ha declarado a este periódico: "Fue una idea mía, que sugerí a la dirección de La Scala aun antes de saber que lo cantaría yo mismo. La producción de Zefirelli nació con buena estrella, y aún se mantiene. Cantar con Mireia Freni me gusta mucho, pues es muy profesional, y comprueba la teoría de que si cantas bien, te mantienes estupendamente".