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FERIA DE VALDEMORILLO

El toro de casta para empezar

En el festejo inaugural de la primera feria del año salió el toro de trapío. No es una sorpresa: en Valdemorillo suelen salir torazos viejorros, con mayor arboladura que cuantos se lidian en la mayor parte de los ruedos españoles Pero salió también el toro de casta, y esta es una confortante novedad. El toro de casta es fundamento de la corrida, causa principal de su emoción y de su belleza. Los diestros no estuvieron excesivamente inspirados, y sin embargo el festejo inaugural tuvo un interés permanente, de primer orden.Lo argumentaba la casta de las reses. Las hubo nobles y las hubo broncas y cada una de ellas tenía un comportamiento distinto, que obligaba a los espadas a exhibir sus conocimientos de la lidia. Otra cosa es que esos conocimientos pudieran bastarles para afrontar la tarea. Se trataba de novilleros, alguno de ellos muy nuevo en estas lides, y, habría sido Injusto exigirles como si fueran pozos de ciencia y de experiencia. Mas también es cierto que su vocación no parecía tanto lidiadora como pegapasista.

Guadamilla / Bote, Molina, Pascual

Novillos de La Guadamilla, con trapío y casta. José Luis Bote: estocada trasera desprendida (silencio); estocada trasera saliendo volteado, tres descabellos -aviso- y dos descabellos más (aplausos y salida al tercio). Manuel Molina: bajonazo (aplausos y salida al tercio); pinchazo bajo y estocada (vuelta). RodolfoPascual: pinchazo, estocada y descabello (vuelta por su cuenta); pinchazo y estocada (vuelta). Plaza de Valdemorillo, 4 de febrero. Primera corrida de feria.

Torear, se ha dicho tantas veces, no tiene por qué consistir en pegar pases. Los pases son imprescindibles para ejecutar el toreo, pero no son el toreo. El toreo es dominio sobre el toro y ese dominio requiere emplear una técnica precisa que se desdarrolla mediante una gran variedad de suertes. Así sea el toro, así habrán de ser las suertes.

Los novilleros de Valdemorillo ayer -como casi toda la torería actual en cualquier parte-, se afanaban por pegar pases. Hasta Bote, que es un torero con base y veteranía, se empeñaba en pegarles naturales a sendos novillos que se le quedaban en el centro de la suerte.

El segundo de ellos, cuarto de la tarde, le cogió de forma espeluznante en pleno volapié. Estaba a punto de cruzar el torero cuando literalmente lo atrapó por un muslo y lo levantó por los aires, como si fuera un trofeo. Si Bote se libró de la cornada, suerte que tuvo: dio la sensación de que el novillo lo había calado hondo, y para su fortuna todo quedó en un varetazo y un escandaloso desgarrón de la taleguilla. Con mejor ganado, excelente por cierto, Manuel Molina, de Alicante, y Rodolfó Pascual, de Valladolid, ejercitaron su innato pegapasismo a satisfacción. Cuando los toros obedecen al trapo, cual era el caso, los pases salen, se suceden, pueden producir la sensación enganosade que eso es el toreo.

También aburren (y si aburren, esa es evidencia de que no se trata del toreo). Molina, al segundo de la tarde -temperamental dentro de su noblezaconsiguió ligarle unos derechazos largos, espatarrancando la figura. Se gustó más y toreó con mayor naturalidad al quinto, que le tomaba la muleta con muy humillada suavidad.

Rodolfo Pascual no entendió la boyantía del precioso cárdeno que le salió en primer lugar pero se desquitó en el otro, aún más claramente pastueño, al que instrumentó con empaque y temple series de redondos ligados con los de pecho. La afición se puso contentísima. La afición había acudido a Valdemorillo como un solo hombre, ansiosa de toros y toreo, dispuesta a desquitarse de la larga abstinencia de la invernada. Su ilusión y su alegría eran de tal naturaleza, que no pasó frío, ni nada. Un húmedo viento glacial llegado de la sierra barría a rachas el abigarrado tendido, pero decían que peor debe de ser en Siberia.

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