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Crítica:'ROCK'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Tocan como hermanos

En sus actuaciones The Blasters satisfacen su ineludible hábito al rock and roll. Chicos urbanos de la gran América graban sólo para cubrir las necesidades del mundo actual, la comunicación, la publicidad y todas esas cosas. Han editado cuatro discos, pero encuentran su razón de ser en el escenario, de cara a un público que añora o simplemente degusta ese rock de siempre, que hace tiempo ya es tradición.Los hermanos Alvin han pasado de los 30 años, conservan fiereza y naturalidad en la interpretación de sus propias composiciones al modo más clásico, han afianzado en definitiva su cariño a la costumbre musical de su entorno: el country y sus derivados en rock sencillo, o en rockabilly, que se funden con notas negras de blues o rhythm and blues, adquiridas también en su desarrollo en un barrio californiano.

The Blasters

Phil Alvin, voz, guitarra y armónica; Dave Alvin, guitarra solista y voz ocasional; John Bazz, bajo, y Bill Bateman, batería.Duración: 116 minutos. Sala Astoria. Madrid, 2 de febrero.

Quizá Phil, el hermano mayor, se empeñó encantar y dejó que Dave le acompañara a la guitarra y que poco a poco experimentara con solos que finalmente dominó. Se nota que ambos han tocado en mil y un locales nocturnos, que están muy currados y que por eso mismo no dejan una y otra vez en su recital de mostrarse agradecidos a los vítores y aplausos de los asistentes que apenas han tardado en ponerse a bailar rocanrol.

El genio inmortal de Elvis parecía mezclarse en el ambiente del recinto, que no se había llenado. Él había escuchado a los negros, se movió como ellos y luego prefirió refugiarse en la música country. The Blasters siguen el mismo camino y en concierto dejan apreciar su proximidad al sonido hispano y, curiosamente, al canto tirolés: Phil Alvin roza el gallo y el falsete.

También han comprendido la vida junto al Misisipí y el espíritu de Muddy Waters y de Big Joe Tunner se paseó en la actuación. En la estructura de sus temas se perciben los recursos más típicos, como descender paulatinamente la voz y los instrumentos de ritmo y volumen, mantener el suspense y arrancar con gran ánimo hasta culminar el crescendo sonoro.

Tampoco faltó la armónica, que en boca de Phil adornó primero una pieza ligera, muy breve, de country, y luego protagonizó un blues acelerado muy rítmico y profundo. Cantan -porque en algunas piezas también canta Dave con voz ronca, muy desgarrada- a la chica, a la radio que suena o a la autopista. Desde luego no se complican en los textos. Phil, muy feliz, se repitió un par de veces: "Gracias por gastar vuestro dinero para ver a The Blasters". Y, a continuación, dio su dirección en Los Ángeles. A la hora y cuarto del comienzo se marcharon. Regresaron a escena tres veces, durante 40 minutos más. El entusiasmo de todos alcanzó su esplendor en Marie, Marie, el tema más popular de una banda que no tiene ningún disco publicado en España.

A partir de entonces, los espectadores no se cansaron de reclamar más y más canciones, y ellos, The Blasters, de otorgarlas. Phil, todavía más contento, dio las gracias al público, a los españoles, por descubrir al mundo la guitarra clásica. Los Rebeldes, Los Coyotes o Malevaje tuvieron motivos suficientes para pasarlo estupendamente en este recital, en el que The Blasters se descamisaron de esfuerzo, de sudor, de rocanrol.

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