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Los pobres madrileños reciben una herencia de 20 millones con 36 años de retraso

Los pobres madrileños recibirán unos 20 millones de pesetas, 36 años después de que, muerta la usufructuaria del llamado legado Clemente Villa, los bienes quedaran a disposición de los menesterosos. Con ello se pondrá fin a un proceso mucho más complejo de lo que debió pensar Clemente Villa cuando en 1905 testó a favor de los pobres y dejó a su sobrina de usufructuaria de los bienes hasta su muerte, en 1951. El viernes, el pleno del Ayuntamiento aceptó la mitad del legado -el único en los últimos años- para destinarla al albergue de San Isidro. El resto es para Cáritas.

Las referencias sobre Clemente Villa son vagas. Unos dicen que era canónigo y otros que cura párroco. Lo cierto es que los documentos judiciales no engañan: el 28 de diciembre de 1905 dejó como usufructuaria de los bienes a su sobrina Lucía Ángeles Villa. A la muerte de ésta, según el testamento, las posesiones debían pasar "en pleno dominio a los pobres de Madrid para que las reparta según su conciencia el albacea testamentario".Consta en el juzgado decano de distrito que la sobrina murió en la población madrileña de Ciempozuelos el 12 de octubre de 1951. Sin embargo, los pobres de entonces no se beneficiaron de los efectos de esta herencia, formada por dos fincas situadas en las calles de la Palma, 70 y de Luis Vélez de Guevara, 14. Es más, ante el abandono de los bienes, el entonces Ministerio de la Gobernación en noviembre de 1953 acordaba entregarlos a la Junta Provincial de Beneficencia. Así pasaron los años, limitándose los miembros de la junta a gestionar los bienes.

La situación varió, sin embargo, en febrero de 1967 cuando, en aplicación del Código Civil, y como debía haberse hecho desde un principio, se transmitieron los bienes a una junta benéfica que se llamó de Clemente Villa. De acuerdo con lo que dice el Código Civil, la junta debía estar formada por el alcalde, el párroco y el juez municipal, papel que en el caso de Madrid fue asignado al juez decano de distrito, un concejal y un sacerdote.

Fincas con inquilinos

La situación de las propiedades, según recuerdan algunos de los que tuvieron relación con este legado, no permitía entonces su reparto. Las fincas estaban ocupadas por inquilinos que pagaban exiguas cantidades.El inmueble de Luis Vélez de Guevara amenazaba ruina, por lo que hubo que hacer importantes obras. En esta situación, hace ocho años, se decidió vender los pisos a sus ocupantes, que pagaron en torno a las 450.000 pesetas. Las que estaban vacías fueron vendidas en el mercado inmobiliario por unas 750.000 pesetas. El dinero fue colocado en deuda pública y depósitos fijos.

Sólo quedaron algunos locales que no fueron comprados. Entre tanto, algunos miembros de la junta iban siendo sustituidos, y los pobres seguían desconociendo la existencia de un benefactor.

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Según informó el último juez decano, Matías Cuesta, en aplicación del papel que la ley asigna a la junta benéfica -calificación de los pobres y distribución de los bienes- el 24 de marzo de 1986, los tres miembros de la junta decidieron confeccionar dos lotes con todas las propiedades para distribuírselos a Cáritas y a la beneficencia municipal. "Enrique Tierno, que conocía este tema, tenía ilusión en firmar el acta de adjudicación. Sin embargo, su muerte se lo impidió", dice Cuesta, que ya se encuentra jubilado.

Certificados de depósito

Después de que Cáritas aceptara su lote, el pasado viernes, 36 años después de la muerte de la usufructuaria, el pleno municipal acordó aceptar su parte. José María de la Riva, responsable del área de Régimen Interior, explicó ayer que el lote que recibe la beneficencia municipal se compone de un local de 72 metros cuadrados y dos buhardillas -ocupadas por inquilinos- de 15,70 metros cada una, así como deuda pública por valor de 461.000 pesetas, certificados de depósito por tres millones de pesetas y 1.165.620 pesetas en cuentas corrientes.Según la decisión tomada por la comisión informativa municipal, los locales serán enajenados y también serán vendidos los títulos. La totalidad del dinero se entregará al albergue municipal de San Isidro "para su mejora y para atender a las necesidades existentes".

Sin embargo, parece que aún los pobres madrileños tendrán que esperar un poco más pues al estar vacante el puesto del titular del juzgado decano de distrito la entrega definitiva está supeditada a que se produzca el nombramiento. La carpeta del caso Clemente Villa aún no se puede archivar.

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