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Entrevista:ENTREVISTA CON EL PRESIDENTE DEL BANCO DE VIZCAYA

Pedro Toledo: "Lo mejor que le puede ocurrir a la derecha es que la banca no se ocupe de ella"

"En cualquier dibujo puede haber un borrón, pero el balance socialista es bueno y aceptable por el empresariado".

Pregunta. Después de más de cuatro años de Gobierno socialista, sería oportuno que hiciera una valoración sobre ellos.

Respuesta. Tengo que decir que no me gusta hablar de política ni creo que ningún banquero deba meterse en política. Soy muy aséptico sobre el tema. Evidentemente, un juicio de valor sobre la marcha de la política económica sí parece que corresponde hacerlo a un banquero. Ahí tengo que decir que la gestión del Gobierno socialista en materia de política económica, en los grandes temas, está siendo acertada; entrar en la OTAN es política económica y es acertado; entrar en la CE es política económica y es acertado; no cometer el error Mitterrand es política económica y es acertado; apostar por la liberalización en la economía también lo es...

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Los socialistas han tenido una serie de aciertos fundamentales -unos hechos a contracorriente y otros con una fuerza moral que a lo mejor no tenían otros Gobiernos-, que dan claramente un balance positivo.

Además de esto, pienso que los Gobiernos socialistas han tenido suerte porque le ha caído encima la caída del dólar y el petróleo. La suerte cuenta y el resultado es que el balance es positivo, que el Gobierno merece notas altas.

P. ¿Significa esto que un banquero de su significación se siente cómodo con un Gobierno de esta ideología?

Prescindir de la ideología

R. Prescindo de la ideología al analizar los hechos económicos. Lo que ocurre es que cualquier alternativa al PSOE ha de contar con que este partido le ha arrebatado el programa. No creo que ningún Gobierno a la derecha del PSOE hubiera hecho otra política económica, porque el margen de actuación no lo permite. Creo que quizá lo hubieran hecho con más tranquilidad de conciencia, pero también podía haber sido lo contrario. Al Gobierno anterior -los de UCD- se le vieron algunos resabios, porque, en lugar de tener tranquilidad de conciencia, tenía sentido de culpabilidad e hizo cosas que no estaban en su programa.

A mí me da la impresión de que así como UCD anunció un programa de centro o centro derecha, y luego, cuando llegó, hizo cosas de un Gobierno de izquierdas, después ha ocurrido todo lo contrario. El PSOE se presentó con un programa de izquierdas y luego ha hecho una política que es la única que se podía hacer, de centro.

P. Los opositores más civilizados al PSOE opinan que mientras hace una política económica de derechas, en el resto de las políticas es estatalizante. En resumen, que se está apoderando de la sociedad civil...

R. Creo que hay algo de eso, pero no sé si responde a una política consciente de contraste; creo que el Gobierno socialista, como cualquier empresa, hace el marketing de lo que tiene.

Lo que el PSOE ha hecho es posicionarse en las preferencias del cliente, que en este caso es el elector. Hacia la izquierda, el socialismo tiene un nicho seguro, salvo muy a la izquierda. La gran masa de preferencia de los españoles está por el centro, y es donde se ha posicionado, y, por tanto, tiene que atender al gran votante, que es el del centro, y por eso le da gusto en lo que interesa de verdad a los ciudadanos, que es el bienestar económico. Luego, los demás temas son menores. Creo que es marketing político.

P. ¿Qué le queda al resto de las fuerzas políticas, entonces?

R. Revisar la estrategia. Poco, como se está viendo. La izquierda ha tenido los percances que ha tenido en sus organizaciones internas, y la derecha, igual. Me imagino que la derecha va a intentar recuperar una posición más de centro, porque se va a quedar con un extremo del electorado que no da votos.

P. De sus palabras se desprende que la ecuación clásica derecha política igual a derecha económica se ha roto, y que la derecha económica, o parte de la derecha económica se queda con el PSOE.

R. Bueno, digámoslo como queramos. Creo que la política económica del PSOE es una política aceptable por el empresariado, aunque pueda haber discrepancias. La prueba es que la CEOE y el Gobierno discuten, pero en temas no sustanciales porque en los básicos las opciones se han tomado.

El resabio redistributivo

P. ¿Hay, a su parecer, algún error de categoría en los socialistas en política económica?

R. Quedan algunos resabios. En temas de hacienda, por ejemplo, me parece que la política fiscal está todavía muy influenciada por viejas ideas redistributivas. El estímulo a la inversión y al ahorro son insuficientes. Cada vez que se regulan estos aspectos, se les da un tono que a mucha gente le desanima; creo que habría que ir un poco más allá, de acuerdo con lo que querría una ideología más, llamémoslo así, empresarial.

P. ¿Cree en la posibilidad de dos líneas cambiantes en el seno del PSOE?

R. Creo que hay dos, y habrá más, pero no creo que haya ninguna lo suficientemente fuerte como para disputar el liderazgo del presidente del Gobierno. Pienso que González permite las diferencias para que se entretenga el personal, ya que, de hecho, no hay Parlamento. Entien

dan esto como una boutade, pero de verdad opino que no existen otras alternativas a Felipe González; ver a Alfonso Guerra en televisión diciendo lo buena que era la OTAN, fue conmovedor.

P. En los albores de la transición política hubo una gran entidad bancaria que peleó por tener en la terna de candidatos a presidente de Gobierno a algunos de sus hombres, mitad políticos, mitad financieros. ¿Existe esta misma inquietud ahora, se preocupan los banqueros por tener a sus peones listos en la recomposición de la derecha?

R. El Banco de Vizcaya, desde luego, no. Pero creo que nadie se preocupa. No puedo hablar en nombre de todos, pero corporativamente creo que nadie se preocupa. Lo mejor que le puede pasar a la derecha es que la banca no se ocupe de ella.

Fuera de la aldea

P. Es decir, que en resumen, la banca no parece muy interesada en la política directa.

R. Efectivamente. Con la internacionalización de las situaciones, con accionistas en los países más dispersos, nos importa más lo que pasa en Tokio, lo que piensan los de Salomon Brothers o los del Dresdner, que las algaradas políticas. Hemos salido de la aldea.

P. ¿Quien regenerará el tejido social de la derecha española?

R. Creo que hay mucha gente. Los famosos votos prestados existen y siguen estando ahí. El Gobierno socialista está lo fuerte que está porque quieren los votantes. El día que salga otro señor diciendo o lanzando unos mensajes más convincentes que Felipe González, y que dé la impresión de que va a cumplir lo que dice, la gente se irá con el otro. Lo que ocurre es que no se puede dar el espectáculo que se ha dado últimamente; la coherencia y la cohesión de la organización interna de los partidos, a la hora de ganar votos, es fundamental; la gente vota donde ve un poco de confianza. En el País Vasco se votaba al PNV. En cuanto ha dejado de ser monolítico, en cuanto empezaron los problemas, no han votado al PNV. En el resto del Estado pasa igual; una parte importante de la fuerza del PSOE es la imagen de cohesión que da.

P. Por último, y en relación a la política. ¿Cuál es su diagnóstico sobre lo que va a suceder en el País Vasco?

R. Estamos en una situación muy dificil y parece que nadie tiene interés en que se arregle porque hay elecciones municipales a corto plazo. El que en esta coyuntura esté al frente del Gobierno vasco se desgastará. Mi opinión es que se buscará una fórmula de Gobierno de gestión, de forma que todos los partidos lleguen intactos a las municipales.

P. Pasemos a otro asunto. ¿Qué análisis le sugiere el balance económico de 1986?

R. Este balance es muy bueno. Rompe la tendencia a la destrucción de empleo; la inflación se mantiene en lo previsto con los dos puntos del IVA; el sector exterior tampoco va mal. En cuanto a la factura del ingreso en la CE todavía no se puede saber si tendrá consecuencias en el futuro o es el simple efecto de un cambio de situación. No tengo más remedio que decir que el balance es muy positivo.

P. Es por lo menos curioso que su opinión sea radicalmente diferente de la defendida por la patronal y por Alianza Popular, que niegan una buena parte de estos logros.

R. En cualquier dibujo se pueden encontrar borrones, pero las magnitudes fundamentales están ahí. Si ponemos en un cuadro los logros de los demás países, España queda muy bien. No se puede decir que haya sido un ejercicio malo.

P. ¿Y el futuro inmediato?

R. Cada vez va a estar más determinado por los demás. La política económica de España y de la Comunidad Europea tienen que ser convergentes y, dadas las relaciones económicas y financieras entre unos países y otros, no se van a producir muchas diferencias. El contagio de los cielos de la economía real y financiera es impresionante.

Antes, las bolsas iban cada una a su aire; podía ocurrir que subiese Nueva York y bajase Milán. Hoy suben o bajan todas al mismo tiempo. Los inversores invierten en todas. Hoy están comprando acciones del Banco de Vizcaya en Tokio a las diez de la noche, y te las pueden vender mañana. por la mañana. El contagio es tan fuerte que va a ser difícil que la economía española se separe mucho.

P. Sin embargo, persisten algunas discordancias. Por ejemplo, estos días bajan los tipos de interés en el mundo, y en España tienden a subir.

R. Lo que ocurre es que los tipos de interés reales en España estaban bajos, o para ser más correctos, más bajos que en Estados Unidos o que en Alemania. Hay que pensar que España tiene una inflación del 8% y estos países tienen una inflación nula. En España no estaban altos, y creo que en Alemania deberían haber bajado antes. No están. actuando de una forma muy solidaria las grandes potencias en la conducción de la política económica.

No hay estabilización

P. Otra discordancia más clara: en la República Federal de Alemania, con una inflación negativa, los salarlos están creciendo al 3%, En España, la tendencia es inversa ¿Debe proseguir el ajuste en España o ha llegado la hora de la reactivación?

R. Creo que debe seguir, por lo menos hasta que no vuelvan las aguas a su cauce. Por lo menos, una temporada. Además, hay que analizar la enorme situación de liquidez en España y en el mundo; con el afán de reactivar la economía la variable fundamental se ha desplazado de la cantidad de dinero a los tipos de interés.

Se aflojaron los tipos y se dejó suelta la cantidad de dinero, que ha subido en general muy por encima de lo que sería deseable.

En España ha crecido menos porque con la innovación financiera, una serie de partidas se han quedado fuera.

Estos fenómenos de inflación financiera que se ven en las bolsas, el mercado inmobiliario, etcétera se deben a una creación de dinero desmesurada que puede acabar reflejándose en los precios de las mercancías y, por tanto, reiniciar la senda inflacionista del pasado. Me parece prudente que con estos elementos u el diferencial de inflación con la Comunidad Europea, hay que defender con uñas y dientes una subida de tipos de interés en España.

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