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LA CRISIS DEL 'APARTHEID'

Botha convoca elecciones anticipadas en Suráfrica

El presidente surafricano, Pieter Botha, puso fin ayer a meses de especulaciones y fijó la fecha del próximo 6 de mayo para las elecciones legislativas, reservadas a los blancos. Al inaugurar ayer la nueva sesión del Parlamento, Botha desempolvó algunos proyectos de reforma, ya rechazados por la mayoría negra. Las últimas elecciones generales sólo para blancos se celebraron en 1981. Botha disponía hasta 1989 para convocar nuevas elecciones legislativas.

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El anuncio de elecciones anticipadas se esperaba desde al menos hace cinco meses y partidos a la derecha y a la izquierda del Partido Nacional han estado preparando sus posiciones desde entonces. Es la presión de la derecha y la izquierda de su partido la que ha forzado a Botha a anticipar las elecciones. En la derecha, el Partido Conservador (CP) y el Herstigte Nasionale Party (HNP) también han realizado intentos de aproximarse, aunque sus diferencias básicas son aún demasiado grandes como para que puedan empezar a trabajar al unísono.Hasta ahora, sólo un parlamentario del Partido Nacional, Wynand Malan, ha dimitido en protesta contra la lentitud del ritmo de la reforma electoral y se presentará a las elecciones como independiente. Las fuentes políticas esperan que Denis Worral se le una y predicen que quizá les sigan otros disidentes del Partido Nacional.

Firmeza

Botha aseguró a las tres cámaras del Parlamento -la blanca, la de los mestizos y la india- que adoptaría una actitud de firmeza ante posibles injerencias del exterior. "La reforma rápida en Suráfrica se ve dificultada por muchos factores de la política internacional", dijo. "No permitiremos", prosiguió, "que se nos diga lo que tenemos que hacer. No haremos [cambios constitucionales] de una manera irresponsable y apresurada. Buscaremos y encontraremos nuestras propias soluciones aquí, a nuestra manera, con nuestra dedicación, conocimiento y experiencia". Los cambios han de llegar, dijo el presidente, "tras consultas y negociaciones" entre los partidos de todas las razas "que verdaderamente creen en la democracia y rechazan la violencia como instrumento político".

Botha desempolvó también una propuesta que hizo 18 meses atrás para formar un Consejo Nacional Estatutario que incluyera a negros y que pudiera reemplazar el actual Consejo del presidente, que es el principal cuerpo asesor en el país.

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Este proyecto, dijo, "será investigado y negociado con mayor amplitud". El Consejo Nacional no ha comenzado a funcionar, pues, prácticamente, ningún negro está dispuesto a asociarse a él.

El líder zulú Mangosuthu Buthelezi, del que el Gobierno había esperado que sería uno de los primeros candidatos, ha afirmado en diversas ocasiones que no quería tener nada que ver con ese proyecto, a no ser que los verdaderos dirigentes negros, como el líder del Congreso Nacional Africano (ANC), Nelson Mandela, quedaran en libertad para unirse al debate.

En cuestiones de seguridad, Botha adoptó una línea dura: "El Gobierno no permitirá que el pueblo de Suráfrica se vea amenazado por aquéllos que están comprometidos con la violencia y la insurrección. Esos elementos sólo son capaces de sobrevivir si reciben apoyo del extranjero y disponen de un santuario y derecho de paso por los países de nuestra región", dijo. La policía y las fuerzas armadas surafricanas "no cederán", pues "toda nación tiene el derecho a defenderse". Y añadió: "Reclamamos el mismo derecho". Apeló a los líderes de las naciones del Sur de África a "unirse" para "dedicar nuestro tiempo y energía a lograr la seguridad, la estabilidad y el progreso de la región". El presidente defendió su decisión del año pasado de imponer el estado de emergencia por segunda vez. "El clima revolucionarlo fuerza a mantener estas medidas de control", agregó.

Botha pareció, una vez más, descartar la posibilidad de liberar a Nelson Mandela. "Las discusiones con el ANC", dijo, "sólo son posibles si rompe sus vínculos con el Partido Comunista de Suráfrica (SACP), si abandona la violencia y participa en el proceso constitucional en Suráfrica".

Colin Eglin, líder del partido blanco de oposición PFP (Partido Progresista Liberal), calificó el discurso de Botha de "funesto". "Su rechazo de una reforma real puede ser buena para su partido, pero es mala para Suráfrica", dijo. El líder religioso negro Allan Boesak, presidente de la Alianza Mundial de Iglesias Reformistas, dijo que era "un ejercicio absolutamente inutil" el que el Gobierno recabara sólo la opinión blanca"."Es una farsa, pues no significa nada el que los blancos piensen que Pieter Botha deba seguir en el Gobierno. La situación sólo cambiará cuando el país se libre de este Gobierno de una vez por todas", dijo.

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