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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

No a la droga

Como presidente de la Unión Española de Asociaciones de Asistencia al Toxicómano (UNAT), y ante los criterios que se han manifestado en relación con la droga y la libertad de su uso, consideramos oportuno manifestar el nuestro de siempre, reiterado en la asamblea celebrada el 13 de diciembre de 1986, y ello con el mayor respeto a las opiniones contrarias, que merecen la mayor consideración por lo que dicen y por quienes lo dicenEl fenómeno de las toxicomanías es una realidad social de nuestro tiempo que tiene una característica esencial que la diferencia de otras épocas históricas y otras situaciones existentes en algunos países. La droga no es un medio, es un fin. El toxicómano hace de la droga la "única razón de su existencia". Todo lo demás no importa. Según está demostrado, el uso de drogas es un fenómeno especialmente juvenil que se inicia alrededor de los 12 años y tiene su mayor incidencia entre los 14 y los 18 años.Si la iniciación a la droga se hace sin libertad, lo que está claro es que una vez en ella se pro duce una dependencia psíquica y en ocasiones física que hace muy difícil abandonarla, y que en muchas ocasiones produce tolerancia. El resultado, tarde o temprano, es el deterioro físico e intelectual, y en ocasiones, la muerte.

En cuanto al derecho del drogadicto a morirse, ningún precepto le impide hacerlo, ya que el autoconsumo no está penado por nuestro derecho. Lo que ocurre es que no es cierto que los toxicómanos quieran morirse: lo que desean ardientemente es poder consumir la droga y cada vez más, aun, conscientes de que la enfermedad y la muerte pueden ser el final del recorrido por el terrible camino de la droga.

Pero hasta que esto ocurre hay un largo proceso en el que el toxicómano, sin libertad, con su salud afectada en más o en me nos, sin el menor deseo o afán vital, ya que nada le interesa, se convierte en un margínado que sólo espera cada día su dosis y, a poder ser, sin trabajar para comprarla.

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En definitiva, los toxicómanos no son suicidas, porque no quieren morirse. En todo caso, entendemos que el suicidio atenta a la libertad, pues en pocas ocasiones se produce sin que concurran factores personales y sociales.

No es cierto que exista relación directa entre la delincuencia y la toxicomanía. Hay delincuentes toxicómanos, pero no todos los toxicómanos son delincuentes, aunque puedan ser en muchos casos pequeños traficantes.

Pero aun admitiendo una relación entre delincuencia y toxicomanías, ello no sería suficiente para justificar la legalización de la droga, por las consecuencias que ello acarrearía. Tampoco el ejemplo del tabaco y el alcohol son argumentos, ya que existe una reacción en contra de su consumo.

En cuanto a los traficantes, hay muchas razones para afirmar que no desaparecerían y adoptarían nuevas formas de actuación.Consideramos que la droga es un mal personal y comunitario que afecta a la salud, a la libertad y a la vida; que destroza a las familias y constituye una verdadera epídemia. El Estado debe manifestar claramente su voluntad a través de la ley en contra del uso y tráfico de drogas. Debe perseguirse a los traficantes. Los toxicómanos deben ser ayudados por todos los medios posibles a su rehabilitación y reinserción.-

Madrid.

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